Vitolo marca un gol de dibujos y el Sevilla pasa a lo grande

El Sevilla de Vitolo vivió al borde de un ataque de nervios en el Borussia Park hasta el minuto 70, cuando el croata Strahonja decidió expulsar de una vez al rebelde Xhaka, tan buen futbolista como alborotador. Para entonces, y todavía con 2-2, se acabó el mal rato que estaba obligado a pasar en Alemania para mantener su condición de campeón y estar este viernes en el bombo de octavos de final. El Sevilla pasó a lo grande, ante 54.000 incondicionales y contra un buen equipo que acabó tumbado por la zancada de Vitolo, un jugador que crece en las grandes citas y a cuya ola se subió el Sevilla para alcanzar los octavos de final. El canario hizo un gol, el 1-2, inolvidable, con una arrancada de jugador grande, en zancada y coordinación, que resolvió con un zurdazo extraordinario. Luego le puso el sello al partido con otra carrera impensable después de 80 minutos de ida y vuelta que resolvió con mucha clase.

Fue un partido dificilísimo para el Sevilla, porque el legendario Gladbach salió a tumba abierta, con los laterales descolgados y muchos jugadores entre líneas. En especial, el magnífico Xhaka, que movió la pelota a su gusto y encontró un buen socio en Hazard. Esta vez el hermanísimo sí jugó un buen partido. Pero Emery, al que se le cayó Pareja en la víspera (el argentino no pasó una prueba y tuvo que jugar Kolo) tenía un plan. En ataque, le salió perfecto. Prescindió de la creatividad de Reyes y apostó por Banega como lanzador de Aleix Vidal y Vitolo. El recurso de la velocidad fue un éxito. Banega lanzó el primer gol, Aleix participó en los dos primeros y de la noche de Vitolo está todo escrito. En defensa, sin embargo, sufrió de lo lindo. Tiró la línea demasiado atrás y careció de toda consistencia. En el empate, Diogo y Carriço dejaron combinar a Herrmann y Xhaka en el área. En el 2-2, que invalidaba la obra maestra de Vitolo, el otro Hazard cruzó bien. Hubo poca oposición de la defensa y de Sergio Rico, dubitativo en los tiros lejanos casi todo el partido. Una posición, la de portero, para reflexionar en el Sevilla.

La segunda parte era cara o cruz para el Borussia, que tenía que tirarse al vacío. Bacca, que jugó un partido sacrificado y con una buena lectura de los espacios, pudo marcar nada más empezar pero el Sevilla no lo hizo y Strahonja obvió dos posibles penaltis de Carriço, que tocó con la mano en jugadas dudosímas que fueron perfecta expresión de las grietas sevillistas. Aleix, en una última carrera enorme se plantó ante Sommer. Falló con la espada la jugada que hubiera premiado su partidazo y, por un momento, Emery pensó que podía vivir 20 minutos de pesadilla. La expulsión de Xhaka ayudó, pero no quita un gramo de peso en una victoria grande del Sevilla, que conquistó Alemania, demostró personalidad y mandó un mensaja al resto de gallitos de competición. Va a costar sacar la copa de Sevilla.