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BAYER LEVERKUSEN 1 - ATLÉTICO DE MADRID 0

Pesadilla en Leverkusen

Un obús de Çalhanoglu y las bajas de Godín y Tiago (expulsado) complican la vuelta en el Calderón. Muy mal partido de los de Simeone. El Bayer dio un recital en velocidad.

Pesadilla en Leverkusen
Dennis GrombkowskiBongarts/Getty Images
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Fue una pesadilla. Pero, como todo mal sueño, acabó y cuando el Atleti abrió los ojos seguía vivo. Malherido por un golazo de Çalhanoglu y una exhibición de intensidad y velocidad del Bayer Leverkusen, pero vivo. En el Manzanares tendrá que remontar el 1-0 que, visto el partido, fue un mal menor. Resulta imposible imaginar que la vuelta se parezca en nada a lo visto en el BayArena, donde los alemanes fueron un clon del mejor Atleti y los del Simeone, una simple sombra, un equipo manso y, por momentos, asustado. Cada disputa, cada balón aéreo, cada choque acabó con un jugador de rojo victorioso. Pero no sentenciaron y el Atleti aún respira. Es lo único salvable, lo único que importa, de una noche horrible.

El Bayer juega al fútbol, lo batalla. La imagen que resume el partido es la de siete ‘alemanes’ atacando en estampida, a velocidad de vértigo, mientras los del Atleti, tan desvaídos como el triste gris de su camiseta, se encogían y retrocedían, rezando para que no les devorasen. Guepardos contra gacelas. Cojas. La recuperación de Bender, su líder, encendió a la manada e hicieron honor a su fama sus tres mediapuntas, Bellarabi (24 años), Çalhanoglu (21) y Son (22): velocidad con control, peligro constante.

A los 9 minutos Griezmann pudo cambiar el destino de haber acertado en un cabezazo cercano, pero fue el trailer de otra película, de una comedia que nunca se vio. De inmediato empezó la peli de acción. Porque el Bayer, ante la mirada perdida del checo Kralovec, que no se enteró de nada, mostró una intensidad (que no dureza) alucinante. Si el Atleti recuperaba, presión con robo o falta (14 en el primer tiempo). Y si recibía Arda, tres rivales le rodeaban como perros de caza a una liebre. “Ya se cansarán”, musitaban los atléticos, pero no sucedió.

En ataque, Schmidt dio una orden obvia: “Atacad a Siqueira”. Y lo que le hizo Bellarabi fue de dos rombos. Cuando el brasileño sufrió un problema muscular (minuto 39), Simeone se apresuró a sustituirle agradeciendo casi la lesión. Sin embargo, el dominio local dejó sólo dos ocasiones claras hasta el descanso, ambas del central Spahic: Mandzukic sacó bajo palos su primer remate y la cruceta repelió un disparo descomunal desde lejísimos.

En el último tramo del primer tiempo, y pese a que la lesión de Saúl obligó a un segundo cambio prematuro (42’), el Atleti retomó cierta compostura y pudo marcar dos goles, demostrando que al Leverkusen se le hace daño con una pluma de ganso. Pero apareció Leno. El joven portero, primero, le quitó el balón de la cabeza a Griezmann sobre la raya y, justo antes del pitido final, realizó una parada para recordar a remate en escorzo de Tiago. Cómo vio ese balón, entre un mar de piernas, y llegó a despejarlo sólo se explica con superpoderes: visión de rayos X y brazos extensibles. Increíble.

La segunda parte comenzó con una breve tregua que rompieron los hombres del partido en el 57’. Bellarami se la lió a Gámez y Godín antes de dejar de tacón a Çalhanoglu, que agradeció el detalle con una maravilla: se acomodó la pelota, pisándola en un palmo y un suspiro, antes de reventarla con esa diestra que es trampa por abusiva. Golazo. El Atleti entró en pánico pero, de nuevo, vio el camino para la vuelta: sin hacer nada tuvo tres claras: un remate centrado de Torres, una posible mano en el área de Wendell y un gol anulado al Niño al marcar el línea que el córner de Griezmann había salido. La defensa del Bayer es de papel de seda. Pero la tonta expulsión de Tiago en el 76’ convenció al Atleti de que lo mejor era replegarse y sobrevivir para luchar mañana. Lo logró. Todo sigue en su mano.