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El perfil

Di Matteo el glamouroso

Di Matteo aterrizó en el Schalke con glamour. El Bild calificó su llegada en noviembre como “el mayor golpe de efecto de la Bundesliga desde el fichaje de Pep Guardiola”.

Di Matteo el glamouroso

Di Matteo aterrizó en el Schalke con glamour. Más allá de su libreto ultra-defensivo, el Bild calificó su llegada el pasado mes de noviembre como “el mayor golpe de efecto de la Bundesliga desde el fichaje de Pep Guardiola”. Palabras mayores. Al técnico italo-suizo, que lleva el alemán de serie gracias a que creció en la localidad helvética de Schaffhausen, no le pesa tanto su estigma de amarrategui sino la propia maldición que vive el banquillo del equipo minero, que multiplica sus penas con los éxitos de los últimos años del eterno rival de la cuenca del Ruhr, el Borussia Dortmund. Desde 2008 cuando Klopp llegó al Borussia, el Schalke ha tenido seis técnicos diferentes. Y ningún entrenador ha durado dos temporadas completas desde Huub Stevens (1996-02).

La carrera de Di Matteo (44 años) no se ha caracterizado precisamente por la continuidad en un mismo banquillo, pese a lograr la Copa de Europa con el Chelsea en 2012. No en vano fue el técnico de la historia que necesitó menos partidos para llevarse este título: seis, incluyendo las semifinales ante el Barça de Guardiola y la final frente al Bayern de Heynckes. Inmejorable carta de presentación para recalar en la Bundesliga: “Nadie ha sido capaz de calmar las cosas en este club en 100 años, así que yo no puedo hacer milagros”, dijo en su presentación con el Schalke. No cabe duda de que ha transformado a un equipo deprimido hasta noviembre con Keller. “Ahora sabemos quién es el jefe”, señalaba Höger.

Es un hombre tranquilo, que parece no enfadarse nunca. “Incluso cuando tenía sólo 20 años ya hablaba de sistemas y tácticas”, aseguraba el que fuera su primer entrenador profesional en el Schaffhausen, Rolf Fringer. “Pegaba buenas broncas en el vestuario”, recuerda uno de sus primeros pupilos como futbolista en el Milton Keynes Dons, el sevillano Miguel Llera. Es un políglota, con profesionalidad centroeuropea, sabiduría italiana y señorío inglés. Su etapa más recordada fue con el Chelsea, donde estuvo seis años, de 1996 a 2002, y donde se retiró. Los grandes éxitos de aquella etapa fueron la Recopa de Europa y la Supercopa continental de 1998, conseguidos ante Mallorca y el Madrid, respectivamente. Los futbolistas le respetan porque no dejan de verle como uno de ellos. Y cuando le hablan de suerte no tiene reparo en reconocerlo: “Mi hermana es ciega. A menudo pienso en la suerte que he tenido yo y en la mala suerte que ha tenido ella. Si he llegado hasta aquí también es porque sé cuáles son los verdaderos obstáculos en la vida”.

El Madrid evaluará definitivamente el cambio dado por el Schalke desde su llegada al banquillo de Gelsenkirchen. Lo ha aupado de la octava a la cuarta plaza, pero es en la Champions donde se ganó su glamour. Y lo saca a pasear con menos de un 40% de posesión de pelota, tres centrales, dos carrileros y un trivote. Porque en seis partidos logró lo que no consiguió Mourinho en su época blue. Eso sí que es ser especial…