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SEVILLA 4 - GRANADA 0

Gameiro y el Sevilla se divierten; el Granada, en autodestrucción

Un doblete del francés, Aspas y Denis cierran el pase a cuartos de los de Emery, que recuperan las mejores sensaciones y cruzan con el Espanyol. Caparrós, en el alambre.

Gameiro abraza a Fernando Navarro.
Gameiro abraza a Fernando Navarro.TONI RODRIGUEZDIARIO AS
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El Sevilla aprovechó la extrema debilidad del Granada para hacer de su pase a cuartos un trámite y, de paso, lucir delantera. Gameiro y Aspas aprietan a Bacca, delantero titular en peligro por su sequía y la buena estrella de sus rivales de puesto. El francés hizo un desmarque de manual, de segundo a primer palo, en el 1-0. Aspas se quitó el amargor de la ida con otro buen cabezazo. “¡Siempre los mismos cambios!”, refunfuñó el gallego contra el banquillo el día del Celta por su falta de minutos. Irá conociendo a Emery, a quien la gran mayoría de sus futbolistas considera un técnico justo. El 2-0 antes de la media hora desangró aún más al rival.

Porque lo del Granada fue una imagen fantasmal. Caparrós, embutido en el anorak, negaba una y otra vez. Lo tiene difícil. No hay piel que envuelva a un equipo en carne viva que, en pleno ecuador de temporada, apunta pocas respuestas. Su puesto está más débil que nunca porque ahora mismo está en la lona. Se añora el bloque homogéneo que configuró Alcaraz. Qué tecla tendrá que tocar el Granada es difícilmente detectable incluso para un técnico de sus tablas.

El Sevilla estuvo brillante a ráfagas. Se ha reencontrado con las mejores sensaciones ahora que asoma el tramo duro de la temporada. Gameiro, despedido con honores por la grada de Nervión, y Denis, le dieron una estocada más al Sevilla. Y mientras Caparrós acumulaba más malas noticias con las lesiones de Riki y Yuste, Emery se permitió probar de nuevo con Coke en el mediocentro y comprobar el crecimiento de Denis y Deulofeu, más continuos que de costumbre. El final, frío, mantiene al Sevilla en stand by, alerta para el Espanyol. Al Granada, directamente, lo sumió en la depresión. No tiene ninguna buena noticia. La noticia, tal vez, esté en el futuro del banquillo. Aunque nada, por la caída de brazos, haga sospechar que esa sea solución.