El Celta muere en la orilla y se queda a un gol de la remontada

El Athletic va de bochorno en bochorno. Está en la UVI. Ya no se sabe si es un tema de juego, mental o físico. Sigue vivo en la Copa de milagro pese a traer un 2-4 de Vigo. Estuvo contra las cuerdas, a merced de un Celta en el que entre Orellana y Santi Mina provocaron un terremoto. Cierto es que marcó dos goles afortunados, un autogol de Etxeita y un penalti provocado por un pase atrás de Muniain dentro del área. Berizzo fue un amigo para Valverde. Quitó al chileno cuando era el amo y no metió a Nolito en busca del tercero. Igual es cierto que no quería del todo la Copa...

La cruda pitada del público al Athletic, que se medirá al Málaga en cuartos, fue justificada. Por lo visto, el respetable se olía el derrumbe desde el día del Elche. Txingurri tuvo que meter sobre la hora a Iraola y Aduriz para sumar experiencia. Gurpegui era el único al que no temblaban las canillas.

Los leones trataron de golpear primero con los desmarques al espacio de Williams. Era la única baza que tenía el plomizo equipo de Valverde en la primera parte, en la que Orellana ya dio mucha guerra a De Marcos. Herrerín tenía los guantes bien calados y atrapó dos disparos, de Mina y del chileno, en una falta. Al Celta le dio para reclamar una mano dentro del área de De Marcos a volea del propio Mina.

Nadie esperaba tanta intriga con el 0-0 al descanso. Pero Mina profundizó en su baile a Balenziaga y llegó el primero. Bongonda tuvo el 0-2, que llegó en el penalti. El Athletic chutó una vez a puerta. Aduriz, claro.