VILLARREAL 3 - CÁDIZ 0
Trigueros sentencia al Cádiz y Gerard le remata con dos goles
El Villarreal liquidó el partido en el 54’ con un penalti del talaverano ante un Cádiz sin pegada. El ariete mojó otra vez y ya lleva nueve goles. Gio regresó.
El Villarreal cumplió, no pasó apuros y continúa viento en popa. Lo hizo plagado de suplentes, a un ritmo inferior al habitual y gracias a un gol de Trigueros de penalti que deshizo el mínimo suspense creado por el Cádiz y a un doblete de Gerard, siempre puntual con el gol. Ahora, tras tumbar a un rival de 2ªB más que digno y bien armado, aunque sin maldad, espera la Real Sociedad, que es el rival que más ganas le tiene. Entre otras cosas por haberle condenado en verano a una previa de la Europa League y tras golearle en Liga 4-0.
El partido pronto se olvidará. Pocas imágenes hubo para recordar. En el primer tiempo nadie disparó a puerta. Sólo hubo acercamientos. Reinó la imprecisión. El Cádiz fue el primero en inquietar. Estaba cómodo atrás y voluntarioso en ataque. Hasta que Pina y Trigueros se hicieron con el balón. El Villarreal estaba espeso. Sin agilidad en la salida y sin desborde por los costados. La primera vez que llegó fue en el minuto 35. No hace falta decir más. Gerard no atinó a empalmar un centro de Naranjo. Cinco minutos después pudo llegar la sentencia. Nahuel puso la voluntad de siempre pero demostró que no era su día. De hecho acabó lesionado. Su toque sutil, a priori sencillo, no cogió ni puerta.
Antes del descanso, un dardo lejano y envenenado se estrelló en el brazo de Pina (pegado al cuerpo) casi a la misma velocidad con la que el colegiado miró hacia otro lado. El Cádiz reclamó sin éxito. Si Bikandi Garrido no señaló en el Getafe-Barça de la pasada jornada dos penaltis de libro, imagínense qué pensaría de éste. El que sí vio fue decisivo. Fue en el minuto 53. Kike López arrolló a Jaume Costa cuando el lateral se introducía al galope en el área. Trigueros no falló. Y ahí se acabó la historia. Engañó al portero y confirmó que va para jefe.
El segundo tiempo, que había empezado más vivo con un zurdazo de Migue y un misil de Naranjo, perdió toda emoción. Sólo sirvió para ver a Giovani de vuelta tras 12 partidos de baja, a Bruno entrenarse y a Gerard seguir regalando dedicatorias (ya van nueve). Una realidad que en Copa, con todo decidido y a eso de las 23:45 de la noche fue una bendición.