ESPANYOL 1 - ALAVÉS 0
Jairo marca el único gol en el trámite del Power8 Stadium
El Espanyol, que venía con un 0-2 favorable de Mendizorroza, se impuso al Alavés por 1-0. Ahora en octavos de final espera el Valencia.
Si el fútbol fuera boxeo, en el sentido del sistema de puntuación, el Alavés hasta se habría llevado esta eliminatoria por agotamiento. Dominó en muchos tramos de ambos partidos, pero le faltó eficacia, y fue el Espanyol el que pasa a octavos gracias al 0-2 de la ida, que Jairo —en su debut goleador con el primer equipo— se encargó de remachar. Aunque algo de pugilístico sí tuvo este partido de vuelta en el Power8, pues dejó noqueado a casi cualquiera que lo viera, como los 5.118 osados que acudieron al estadio. No pasará a la historia el encuentro por su vistosidad, pero sí por un dato: se registró la peor entrada de siempre en el actual feudo perico. Mejorará seguro ante el Valencia, rival en octavos de final.
Quiso el Espanyol dormir el partido, para rentabilizar al máximo el 0-2 de Mendizorroza, y vaya si durmió. El partido y a los espectadores. Esperó atrás, se olvidó de combinar y solo llegó a la meta de Goitia en un gol anulado a Moreno por presuntas manos previas de Abraham, quien apunta a sustituto de Cañas en Vallecas. Sí perseveró el Alavés, que alineó a dos puntas aunque fue Barreiro quien trató de rematarlo todo sin tino. Aunque la pugna fue la de Sangalli, Tejera y Llamas por crear y llegar en condiciones.
Solo la entrada de Montañés y Jairo, a la hora de partido, animó el encuentro. O al menos sacudió a quienes sesteaban, que no serían pocos. Poco tardó el extremo, que sigue ganando ritmo tras un mes lesionado, en brindar un regalo en forma de centro medido para el canterano, que de cabeza estableció su primer gol con el Espanyol. Con el A, puesto que en el filial lleva ya diez este curso: es el ‘pichichi’ del Grupo III de Segunda B.
El gol, que ponía un 3-0 ya irreversible en la eliminatoria, pareció estimular a los jugadores, así Lanza obligó a estirarse a Goitia y Moreno lo probó de media chilena. Pero el letargo se hizo interminable. Hasta que, por suerte, terminó.