Cuatrimestre impecable

Gris como en toda la primera fase, el Sevilla accedió a octavos de final (como segundo de grupo después del triunfo del Feyenoord en Lieja) después de una victoria oscura ante el Rijeka, equipo de nivel bajísimo que puso en algún problema al campeón. Un rato inspirado de Reyes y Denis, autor del gol en una buena maniobra personal facilitada por Bacca, que limpió rivales con un buen desmarque, resolvió el trámite. Pero hubo muy poco más. El Sevilla ganó con la ley del mínimo esfuerzo y hasta se llevó algún susto al principio de la segunda parte en dos llegadas de Kvrzic y la figura Kramaric. Esta última, bien resuelta por Beto.

El Sevilla vio tan resuelto el partido después del 1-0 y la superioridad manifiesta de un plantel sobre otro que se tiró a la bartola. Hizo exactamente lo que menos le gusta a Emery. Bajar la intensidad y permitir ciertas alegrías al rival. Cuando quiso, el Sevilla combinó con facilidad a través de Banega, Reyes, Denis y Vitolo, bien complementados tan Bacca. Pero fue incapaz de rematar el partido y se ganó algún reproche de la afición nada más empezar la segunda parte.

El partido, además de horrible estéticamente, se empezó a poner feo, así que a Emery no le dolieron prendas en meter a Arribas para echarle el cerrojo a la clasificación. De camino a final del partido, hubo dos goles anulados por milímetros a Bacca y Gameiro y un disparo al larguero de Mbia y un gran tiro de falta de Kramaric, lo único que dejó la nueva joya croata en el partido. Muy correcto Pareja.

El Sevilla llega a dieciseisavos a medio gas y sin presumir de las virtudes que le hicieron campeón. Pero es experto. Si no se ha esforzado más es porque no lo ha necesitado. A partir de ahora requerirá más esfuerzos. Emery, sin embargo, puede estar contento. El Sevilla se irá de vacaciones en puesto Champions si gana al Eíbar (ha aplazado por el Mundial de Clubes su partido contra el Madrid) y ha avanzado de ronda en Copa y Europa League, donde por historial se ha merecido ser candidato a la final de Varsovia. Ahora empezará a cocerse lo bueno.