OVIEDO 0 - REAL SOCIEDAD 0
La Real no consigue ver puerta y tendrá que resolver en Anoeta
No hubo goles en el Carlos Tartiere, aunque sí alguna ocasión. El Oviedo reclamó un penalti que no vio Teixeira. Se decidirá en San Sebastián.
Moyes habrá encontrado bastantes motivos para sentirse como en casa. El Tartiere, un estadio que congrega a una media de 12.500 espectadores en Segunda B, recuerda en algunos aspectos al ambiente Premier. La Copa, lástima que sea a doble partido, también le hizo algún guiño british, especialmente en lo de igualar las fuerzas sin importar la categoría. El 0-0 que Oviedo y Real firmaron en la ida de los dieciseisavos de final de la Copa señala directamente a Anoeta como escenario necesario del desenlace.
Porque Oviedo y Real Sociedad compitieron cuerpo a cuerpo. Egea y Moyes optaron por dar la alternativa a los jugadores con menos kilómetros y a los chicos de la casa. Pero el partido apenas se resintió sin los cabezas de cartel. Borja Valle presentó las credenciales a los 3 minutos, con un chut con efecto esperanzador en la grada. Poco se supo de la Real en la primera mitad, sus opciones ofensivas se limitaron a un zurdazo de Yuri en una incorporación al ataque que Esteban desvió con apuros a saque de esquina. El Oviedo tuvo durante un tramo de la primera mitad el balón, pero echó en falta a sus referentes ofensivos.
La Real decidió meter otra marcha en la segunda mitad. Tuvieron que pasar 45 minutos para que entendiera que la diferencia de categoría hay que plasmarla en el campo. Mordió la Real y respondió el Oviedo para el que el partido era una fiesta, una ocasión de reclamar de nuevo el foco y rememorar tiempos pasados. O futuros para el optimista. Zurutuza avisó con un cabezazo y siguió el hilo Yuri, desde lejos. La traca llegó después: Finnboason, aún más frío que el ambiente, erró con la zurda desde cerca y Hervías y Chory se encontraron con Esteban, el portero que renunció a Primera por regresar a Oviedo.
Superada la sucesión de sustos donostiarras, contestó el Oviedo con una volea de Señé que se marchó arriba. A los 65 minutos, el Tartiere reclamó penalti en una internada del camerunés Omgba, que había robado el balón en un acto de fe, pero Teixeira Vitienes obvió. Llegó el refresco desde el banquillo pero la mecha se fue apagando. Como si en el último tramo ambos recordaran que queda un partido de vuelta. El Oviedo, orgulloso con el empate; la Real, consciente de que Anoeta puede ser otra historia.