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SEVILLA 5 - SABADELL 1

Aspas y Reyes endulzan el trámite y el Sevilla, a octavos

Collantes adelantó al Sabadell de penalti y despertó a los hispalenses: empató Gameiro, el gallego hizo un hat-trick y redondeó la manita Deulofeu.

Actualizado a
Aspas y Reyes endulzan el trámite y el Sevilla, a octavos

El Sevilla se dignó a dar un más que aceptable espectáculo a los aficionados que se atrevieron a desafiar al frío y asistir a la vuelta de una eliminatoria sentenciada ante el Sabadell. Con los menos habituales, con canteranos y con un 1-6 en la ida, era complicado ver un buen partido, pero José Antonio Reyes estaba en el once titular, y el utrerano parece que quiere despedir 2014 demostrando que aún le queda mucho fútbol en las botas. Volvió a dar continuidad a su gran media hora del pasado domingo con asistencias y, sobre todo, mucha implicación en el juego.

El otro protagonista fue un Iago Aspas que va camino de ser nombrado persona non grata en Sabadell. El gallego logró en la ida el primer hat trick de su carrera y en la vuelta consiguió el segundo. Además, en tres minutos. El gallego es el mejor delantero del equipo en relación minutos y goles marcados, pero sigue pareciendo estar un paso por detrás de Bacca o de un Gameiro que siguió acumulando minutos, que hizo el gol del empate y que incluso pudo hacer el segundo antes del descanso si el palo no lo hubiera evitado.

El Sevilla empezó perdiendo por una novatada de Kolodziejczak. Collantes le cogió las vueltas y el francés lo tuvo agarrado por la camiseta durante cinco segundos, siendo pillado por el asistente, el árbitro y hasta el apuntador. El propio Collantes se encargó de transformarlo y sirvió para despertar a un Sevilla que había estado dormido hasta el momento. Reyes se puso a los mandos, llegó el empate y las ocasiones se sucedieron sobre la portería de Nauzet, aunque el marcador reflejó empate al descanso.

Pero el Sabadell empezó a pensar, como es lógico, en la batalla que tiene el domingo en Alcorcón. Eso sirvió para que el Sevilla se sintiera aún más cómodo, que Aspas se luciera, que Deulofeu redondeara la goleada, que la afición viera a canteranos como Cotán, Tena o Juan Muñoz y, sobre todo, que se despidiera con una sonora ovación a un Reyes que vuelve a ilusionar a su parroquia. Ahora le toca ilusionar a los moradores de los despachos para renovar.