VILLARREAL 2 - BORUSSIA MÖNCHENGLADBACH 2
El Villarreal empata: para pasar sin favores debe ganar en Chipre
Desperdició dos ventajas con los goles de Vietto (55') y Cheryshev (63'). Tras un primer tiempo, el Borussia le superó en el segundo. Asenjo pudo hacer más en los goles.
El Villarreal se complica la vida tras mostrar dos caras bien distintas en un mismo partido. De un lado, la de la brillantez. Del otro, la de los regalos. En el primer tiempo brilló a una gran altura, sacando lo mejor de sus once jugadores y retratando a un campeón alemán. Por eso se adelantó con un gran gol de Vietto. En el segundo, casi de forma inexplicable, dio un verdadero gatillazo, por el desgaste y el cansancio acumulado, y fue superado por un rival resucitado que a punto estuvo de darle un disgusto mayor. Ahora, con este nuevo pinchazo, el Villarreal deberá ir a Chipre a ganar al Apollon (ya eliminado) para asegurarse el pase sin esperar favores. Todavía es segundo y depende de sí mismo. Pero esto es fútbol. Y la fiabilidad del Submarino no está ahora para apostar más que lo justo.
Parece mentira el resultado final recordando el arranque. Cheryshev fue el que empezó tirando del carro. Por su banda hizo un surco. Lástima que se equivoque demasiado en la elección de las alternativas. El ruso se asoció de maravilla con Jaume Costa, serio en defensa, inspirado en ataque. Ellos dos, siendo claves en el juego coral de su equipo en ese intervalo, no eran ni siquiera lo mejor. Imaginen el recital. Bruno y Vietto repitieron como líderes. El mediocentro gracias a ese amor propio que le hace único. El ariete, aún un niño, con esa técnica depurada que va sorteando adversarios y abriendo rendijas. Suyo fue el primer gol. Una joya en la que orientó bien un pase al hueco y que definió mejor. Todo esto sería un espejismo.
Del Borussia no había demasiadas noticias. Se las guardó todas para la segunda mitad. Tras arrastrarse por la plaga de bajas y por la intensidad que puso el Villarreal, se sacudió los temores y se adueñó del partido. Con orgullo y calidad. Sin necesidad de disfrutar de mil ocasiones. Primero avisó con un doble disparo desde el más allá. Y más tarde, ya sin llamar a la puerta, empató con un zapatazo de Raffael en el que Asenjo pudo hacer más que ver su brazo ceder. El portero titular en Liga y suplente en Europa cambió su rol esta vez por los fallos de Juan Carlos en Zúrich. Pero no pudo mejorar el resultado. El Villarreal estaba tocado porque no había merecido tanto castigo. Y aun así, tuvo otra oportunidad de volver a sonreír. Fue en una jugada aislada en la que Mario conectó con Vietto en profundidad (en fuera de juego) y en la que el argentino puso un balón en el área que Korb despejó defectuosamente para dejarle un balón muerto a Cheryshev. El extremo, esta vez sí, decidió correctamente.
Cuatro minutos duró la alegría. El Borussia siguió a lo suyo. Ganó la batalla del medio campo, juntó las líneas y le dio el balón a los que mejor lo tratan: Xhaka y Raffael. Poco a poco fueron arrinconando a un Villarreal desconocido. Hasta que le volvieron a hacer daño. Esta vez con una falta lejana de Xhaka que superó de nuevo a Asenjo con una facilidad desmesurada. La pegada con la zurda era tremenda. La estirada del portero fue insuficiente.
Marcelino reaccionó con cambios. Pese a las urgencias, entró Pina y salió Uche para equilibrar la zona que había tomado el Borussia. Como si el técnico, algo lógico, ya no quisiera tener más daños y viera el empate hasta bueno. Sea como fuere, el Villarreal se olvidó de atacar como suele. Y, para colmo, continuó concediendo espacios. Así, en un mal balance defensivo, Hermaan estrelló un disparo en el palo. El Madrigal pedía la hora. Y no para apurar las opciones de ser primeros de grupo. Más bien para llegar sin peores sobresaltos a la última jornada. Chipre podía ser una excursión. Y se ha convertido en un clavo ardiendo.
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