España - Bielorrusia
La Roja que viene contra el mal rollo y el combinado bielorruso
Isco y Alcácer lideran la revolución en pleno debate sobre el compromiso (20:45, TVE1). Bielorrusia cayó en Palma hace un año y no ha vuelto a ganar en duelo oficial.
A España le ha cogido el cambio de guardia midiendo hasta dónde le llega a cada uno el patriotismo, la españolía y hasta el buen oído para el pasodoble. Mal rollo explicable porque nos hemos cruzado con Mourinho, consumado maestro a la hora de tirar la línea de la discordia, porque Del Bosque le ha dado el metro que necesitaba para enredarlo todo no convocando a Diego Costa y porque el partido ante Bielorrusia no mueve conciencias más allá de Huelva, que no cabe en sí de gozo.
En cualquier caso, y pese al disgusto de Del Bosque, que se maneja mal en los terrenos embarrados que tanto le gustan a Mourinho, hay que ponerle buena cara al partido, porque las ausencias de Cesc, Iniesta y Silva, piezas nucleares del pasado y del futuro, abren la puerta a la España que viene. El técnico se ha traído a Huelva seis de los campeones de Europa Sub-21 del año pasado y hubieran sido ocho de no andar lesionados Carvajal y Thiago. Dos jugarán de salida (Koke e Isco), tres esperarán (Bartra, Camacho y Morata, aunque éste tiene alguna opción) y De Gea, lesionado, lo verá en la grada. Del once titular que inició el Mundial, ante Holanda, un estreno desdichado, sólo repetirán cinco jugadores y ninguno de Busquets hacia arriba. Apetece, pues, ver lo que nos espera, que según opinión general será menos divertido que la extraordinaria juerga de los últimos seis años, aunque nadie en Europa ha estado a la altura de la generación que ahora emerge en edad juvenil.
El efecto Alcácer. Amortigua Del Bosque, hombre de orden, la revolución ahorrándose de salida a los debutantes Callejón, Nolito y Camacho. También a Morata, según el ensayo de anoche, en beneficio de Pedro (a puerta cerrada probó lo contrario) y colocando un solo punta, Alcácer, trueno inesperado. Su juego mezcla bien con el guiso. Ha jugado cuatro ratos y metido tres goles. La cuenta le sale a tanto por hora. Y a su espalda estará Isco, que también ha jugado cuatro ratitos (89 minutos) pero cuya magia hace afición. Pasa en Madrid, pasó en Cádiz hace un mes y pasará en Huelva esta noche.
Bielorrusia espera que el partido no sea un fandango. Hace un año perdió en Palma por la mínima (2-1), camino de un Mundial que le venía muy grande. Ahora llega peor. Ha caído 26 puestos en ránking FIFA (106), hasta quedar a la espalda de San Vicente y las Granadinas, sólo ha ganado amistosos (a Japón, Liechtenstein y Tajikistán) desde entonces y es colista, con un punto, el que sumó ante Luxemburgo. Después cayó en casa con Ucrania y Eslovaquia. La crisis se ha llevado por delante al seleccionador, Kondratiev, que se lo puso en japonés a España en las semifinales de la Euro Sub-21 de 2011 y que apuntaba más arriba. Siete de aquellas promesas están en Huelva pero ninguna cuajó. La mitad de los convocados juega en la liga doméstica y casi la otra mitad en la rusa. El hockey hielo es el deporte rey en el país y esta selección no lo desmiente. Aun así, su técnico interino, Zygmantovich, que fue tres años central del Racing en los 90, advierte que España no es infalible. Intuye que puede pillarnos embobados en el debate del compromiso. No lo permitirán 13.000 onubenses, ajenos al enredo y que recordarán a La Roja que actúa sin red tras el descalabro en Eslovaquia.