Siesta del Sevilla en Lieja
Ley del mínimo esfuerzo de un equipo plagado de suplentes. Gameiro remató al palo y el Standard asustó al final. Pese al empate, los de Emery siguen líderes.
Implacable en la Liga, en la que desborda energía, el Sevilla se tomó un respiro en Lieja, donde se conformó con un punto muy gris y casi pudo dar gracias. El Standard, equipo flojísimo, no ganó de milagro en el descuento. Krychowiak, omnipresente, sacó un balón bajo palos y Vinicius, ex del Valencia, no atinó a empujar el balón a la red en una secuencia de zapping.
El empate fue justo, pero el Sevilla se empeñó demasiado en ponerse en el alambre. De momento, el campeón sigue líder y compagina su éxito en la Liga con un camino simplemente correcto en la fase de grupos. Ahora deberá rematar la clasificación en su guarida de Nervión. Sin muchas de sus estrellas, fue un equipo menor que no supo aprovechar el descontento social en el Standard, donde la afición, que estaba en pie de guerra, acabó empujando y en paz con sus jugadores. Se le acepta el borrón.
Como si despintase de su rojo habitual en ese azul cielo irreconocible de su ropa reserva, el Sevilla fue de más a menos alarmantemente en la primera parte. Empezó aseado pese a su alineación de circunstancias. Se apoyó en la cabeza de Iborra, en una extraña posición de enlace para peinar balones altos, y en la sociedad Aleix-Diogo, que dio ciertos réditos por la derecha.
Reyes, además, se acercó al gol en mitad del murmullo general con un tiro de media distancia. Pero poco más. Luego se desconectó del partido, al que no prestó el interés que Emery hubiera pretendido. Los belgas, que empezaron el partido con tiritonas, acomplejados y abocados a un juicio sumarísimo que tenía muy mala pinta, comprobaron que tenían una buena oportunidad de rehabilitarse.
El partido, un somnífero, se animó entre los minutos 52 y 63. El Standard rozó el gol en un remate de Faty que paró Beto y un buen chut del interesante Mpoku que se marchó fuera. Fue también el momento Gameiro. El francés, que pedía a gritos minutos pero que anda aún lejos de su mejor estado, falló con la cabeza después de un estupendo centro de Krychowiak .
Luego, en un disparo afortunado, se estrelló contra el poste. Fue lo último que hizo. Emery, buen medidor de los tiempos, pensó que le alcanzaría para ganar el partido en la media hora final con Bacca, Denis y Deulofeu. Sin embargo, el colombiano, fiable en tantas ocasiones, estuvo obtuso en dos conducciones y dos remates que se le marcharon a las nubes.
Quedó la sensación de que diez minutos más de los tres, alrededor de los cuales también creció Banega, hubiesen sido suficientes para llevarse la victoria. Pero lo que sucedió fueron dos minutos agónicos para Beto, concentrado toda la noche. El Sevilla, sin cobertura en Lieja, casi se lo deja todo el final. Puede regresar feliz con un punto.
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