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Liverpool - Real Madrid | Alan Kennedy

Kennedy: "Cuando le marqué al Real Madrid me volví loco..."

Alan Kennedy (31-08-1954, Sunderland) hizo el único gol de la final de la Copa de Europa de 1981 y rompió el sueño de la Séptima de aquel Madrid de los García.

MINUTO 81. Kennedy batió de esta forma a Agustín en la final de la Copa de Europa de 1981, en París.
MINUTO 81. Kennedy batió de esta forma a Agustín en la final de la Copa de Europa de 1981, en París.

¿Cómo llegó al Liverpool?

—Paisley me fichó en 1978. Era asistente de Shankly en el Liverpool en la final de la FA Cup que perdí ante ellos con el Newcastle (3-0), en 1974. No sé si se fijó en mí, pero creo que el destino me llevó al Liverpool.

—¿El destino?

—Mi madre y él se conocían antes de nacer yo. Paisley solía comprar pescado en la tienda de fish and chips donde ella trabajaba. Incluso ella iba a verle jugar en el equipo local, el Bishop Auckland. Pero luego mi madre se casó, Bob fichó en 1939 por el Liverpool y sus caminos se separaron. Cuarenta años después me fichó a mí.

—¿Siempre fue lateral zurdo?

—Cuando era niño jugaba de delantero. Antes se jugaba con cinco delanteros. Pero en el Newcastle comenzaron a trabajar conmigo para ser lateral.

—¿Cuánto pagó el Liverpool?

—333.000 libras. Fue una transferencia récord de un lateral izquierdo en Inglaterra.

—Paisley, el precio de su fichaje... ¿Sintió presión?

—Al principio no jugué bien. Un día Paisley entró al vestuario y dijo: “En el 63 mataron al Kennedy equivocado”. Era una advertencia. Si no mejoraba, estaba fuera.

—¿Cómo era Paisley?

—Un grandísimo entrenador y el encargado de fichar: Souness, Dalglish, Hansen, yo… Creía en nosotros, pensaba que tenía un equipo tan bueno que no hacía falta entrenarles. No hablaba mucho, pero sacaba el máximo rendimiento del equipo: ganó 19 títulos en nueve años.

—¿Era un técnico de pizarra?

—No había flechas, ni pizarra donde escribir y mirar. Básicamente era: “Usted está jugando en el Liverpool y tiene que dar lo mejor. De lo contrario, conseguiré a alguien que lo haga”.

—¿Cómo jugaba aquel Liverpool?

—Tenía un potente centro del campo y uno de los mejores delanteros centros del mundo: Dalglish. Ese era el Liverpool.

—¿Qué les dijo Paisley sobre el Madrid antes de la final de la Copa de Europa de 1981?

—Nos recordó la historia del Madrid, que eran muy buenos, que estaban persiguiendo su Séptima Copa de Europa. Antes de enfrentarnos a ellos les vimos jugar un par de veces. Conocíamos a algunos jugadores.

—¿A quiénes?

—Stielike, obviamente Cunningham… Había jugado antes contra Cunningham en Inglaterra. Era especial. Sabíamos que si le deteníamos tendríamos oportunidades.

—¿Paisley ordenó un marcaje especial a Cunningham?

—Especial no, pero sabíamos que Cunningham era un maestro en los centros desde la banda y en el área conocíamos a Santillana, que era buenísimo por el aire. La orden era frenar a Cunningham. Esa fue la clave del Liverpool.

—¿Qué recuerda de aquella final?

—El césped del Parque de los Príncipes de París estaba mal. Una o dos semanas antes se había jugado un partido de rugby. Además nosotros no llegábamos a tope. En las semifinales contra el Bayern, Dalglish se lesionó y contra el Madrid no jugó al cien por cien. A mí me dieron el alta de la muñeca pocos días antes de la final. Incluso leí que el Madrid era favorito, que las casas de apuestas pagaban su victoria 13/8… El partido no comenzó como creíamos.

—¿Por qué?

—El Madrid salió a contenernos. Souness, marcado por Camacho, acabó lesionado. No nos sentíamos cómodos. Pero llegó aquella jugada...

—¿Cómo recuerda aquel minuto 81?

—Paisley nos dijo a los laterales que subiéramos para apoyar a los de arriba. Y así hice. Ray Kennedy sacó de banda hacia mí, pero yo ni siquiera quería la pelota. Estaba corriendo para abrir espacios. Pero la paré con el pecho y corrí. Me salió al paso su defensa García Cortés. Me hizo una entrada pero, de repente, me encontré con la posibilidad de disparar a portería o pasar a un compañero.

—¡Vaya fallo de García Cortés!

—Bueno, también el portero, Agustín, creyó erróneamente que iba a centrar y me dejó libre el primer palo. Tiré y marqué. Increíble. Me volví loco. Corrí a abrazarme a los aficionados.

—Le salió ese delantero que fue de niño…

—En el Liverpool hice 15 goles. Y tengo lo que se llama un don para marcar en finales.

—No sólo le dio la tercera Copa de Europa al Liverpool. También la cuarta (con Fagan de técnico), en 1984 ante el Roma…

—Sí, fue en la tanda de penaltis. Lancé el último…

—Fue aquella tanda en la que Globbelaar comenzó a moverse de forma extraña bajo palos...

—Sí, Fagan, el técnico, le dijo que los distrajera (risas).

—¿Se ofreció usted a lanzarlo?

—No. Fue Fagan quien me lo dijo. Yo esperaba que mis compañeros marcaran, pero llegó el fallo de Nicol. Después los dos del Roma. Y me tocaba. Veía a la afición taparse la cara. Por suerte, marqué. Fue fantástico.

—En 1986 dejó el Liverpool...

—Competitividad.

—¿Sigue ligado al club?

—Sí. Trabajo en hospitality. Me reúno y saludo a los aficionados en los partidos.

—¿Qué respira la afición ante este Liverpool-Madrid?

—El Liverpool tiene que hacer su mejor partido para no perder. Ha sido un inicio de temporada distinto al de la pasada...

—Perdieron a Luis Suárez...

—Todo giraba en torno a él, pero hay que seguir adelante.

—Pues delante tendrán a Cristiano: 19 goles esta campaña.

—Qué voy a decir. Pero también Kroos, Modric, Benzema... El Madrid es posiblemente el mejor equipo del mundo.

—Ancelotti ganó la Décima e igualó a Paisley con tres Copas de Europa. ¿Se parecen?

—Paisley sólo hay uno, pero me gusta Ancelotti. Es astuto, sabe manejar muy bien el vestuario. Le admiro muchísimo.

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