“Un Mundial refrigerado no es ciencia ficción en Qatar”

—¿Es usted el encargado de la refrigeración en los estadios del Mundial de Qatar 2022, ¿en qué consiste?

—Son una serie de válvulas colocadas alrededor del campo y debajo de los asientos que desprenden aire frío sirviéndose de generadores de energía tradicionales. El estadio de Al Sadd, hogar de Raúl González durante las últimas dos temporadas, ya cuenta con el sistema desde 2008. 

—Es decir, ¿se puede jugar en Qatar al aire libre con aire acondicionado pese a que fuera haga más de 40 grados?

—Casi cuatro años después de que la FIFA otorgara a Qatar el Mundial de 2022 la gente todavía me pregunta esto. Mi respuesta es siempre la misma: sí. Hay un elemento de fantasía ligado a la idea de enfriar los estadios, pero científicamente es posible. 

—¿Cómo le surgió la idea de trabajar con los qataríes?

—El hecho de que no huyan de los retos, si no que se enfrenten a ellos, me animó a trabajar para su candidatura. Como arquitecto, uno siempre sueña con trabajar en proyectos que provoquen un cambio paradigmático en el campo. Después de todo, Qatar podría limitarse a construir un techo retráctil en los estadios, pero entonces no habría ninguna innovación. 

—¿Y la respuesta de la FIFA qué tal está siendo?

—En septiembre de 2010 los inspectores de la FIFA asistieron a un derbi de la liga qatarí que enfrentó a Al Sadd y Al Rayyan. La temperatura en la cancha y en la tribuna era de 19 grados centígrados, casi 20 menos que en el exterior. Ese mismo año supervisé la construcción de un prototipo de 500 asientos para mostrar a la FIFA cómo los sistemas de refrigeración pueden funcionar mediante energía solar. Bajamos la temperatura dentro del estadio a 23 grados, cuando en el exterior hacía 40. La FIFA quedó impresionada.

—¿Y el futbolista? ¿Cómo aceptaría jugar así?

—Queremos que los jugadores disfruten de las mejores condiciones. Antes de mudarme a Oriente Próximo vivía en Miami y recuerdo ver en la televisión a México jugar contra Irlanda durante el Mundial de 1994. Entonces sí que hacía calor, el calor húmedo de Orlando.

—¿Y los espectadores?

—Este verano, en una playa de Qatar, probamos nuestros sistemas de enfriamiento en una fanzone al aire libre hecha con motivo del Mundial de Brasil. Dentro del recinto la temperatura era 12 grados centígrados más baja que en el exterior.

—¿Y el camino al estadio?

—Habrá diferentes tipos de refrigeración que conectarán la red de transporte con los estadios de Qatar. Se notará un descenso paulatino de la temperatura según se llegue.

—¿Entonces el ideal de Qatar 2022 es jugar en verano y no en invierno como piden algunas asociaciones? 

—Nuestra candidatura se presentó únicamente con el objetivo de acoger el Mundial en verano. Todas las empresas seleccionadas para construir los estadios han tenido que contemplar en sus proyectos la variable del enfriamiento y demostrar cómo conseguirán que la temperatura del terreno de juego sea de 26 grados centígrados. Esta temperatura está muy por debajo de los 32 para los que la FIFA requiere una pausa hidratante, como este verano en Fortaleza en el Mundial de Brasil durante el México contra Holanda.

—¿No es un gasto muy elevado para sólo un mes?

—Nosotros avanzamos en el desarrollo e implementación de esta tecnología para dejar un valioso legado a Qatar y a otros países con climas similares. Esta tecnología permitirá practicar deporte los 12 meses del año, aunque su uso no estará limitado a estadios e instalaciones deportivas. Podrá usarse en espacios públicos para que la gente pueda disfrutar de actividades al aire libre durante todo el año. 

—¿El problema es que la gente no conoce el sistema?

—Creemos que los expertos que están desarrollando estas tecnologías innovadoras mitigarán las dudas sobre el bienestar de los jugadores y espectadores que visiten Qatar. Creo que estamos empezando a demostrar que el enfriamiento de instalaciones deportivas al aire libre es fruto de la ciencia, no de la ciencia ficción.