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ATHLETIC - NÁPOLES

Nápoles aún venera a Maradona 30 años después de su llegada

En la ciudad italiana hay un altar con un cabello original del Pelusa y centenares de veinteañeros con el nombre de Diego.

Nápoles
Un café de la Piazetta Nilo conserva en un altar un cabello original de Maradona.
JUAN FLORDiario AS

Nápoles jamás olvidará a su dios Maradona. Se cumplen 30 años del desembarco del genio en un club que pasó de la mediocridad a ganar dos scudetti, una copa y una UEFA en siete temporadas. De aquel ciclón Maradona, que terminó de mala manera por un positivo por cocaína en un control ante el Bari, quedan decenas de veinteañeros con el nombre de Diego Armando por la ciudad, cientos de imágenes del Pelusa y hasta un altar en un bar de Piazetta Nilo en el que se conserva un cabello suyo, recogido en 1990 del asiento que ocupaba el Pibe al regresar en avión de un partido ante el Milán. Su dueño, Bruno Alcidi, vende hoy más cafés que nadie en la zona. El maradonismo aún carbura. "Metí el pelo en una caja de cigarrillos y decidí construir el altar. Hay muchos santos que lo tienen en nuestras calles, pero el de Maradona es sólo nuestro".

60.000 personas recibieron a Diego en el estadio cuando lo fichó el entonces presidente, Corrado Ferlaino, y 20.000 fueron a verle al aeropuerto cuando años después de su sanción llegó al aeropuerto para el homenaje a su compañero Ciro Ferrara. De vez en cuando, el astro visita la que fue su ciudad de incógnito para recordar viejos tiempos y ver a su hermano Hugo, que tiene un negocio en la periferia, a diez kilómetros. Se lamenta que Maradona no haya encauzado su carrera como técnico, hay quien lo daría todo por verle en el banquillo del San Paolo.

Capitán. Giuseppe Bruscolotti es el futbolista del Nápoles que más partidos ha disputado (511). El defensa, capitán del equipo en 1984, estaba de vacaciones cuando Diego fue presentado. Recuerda a nuestro corresponsal, Mirko Calemme, lo que supuso su llegada: "Fue una sorpresa increíble, Maradona dejaba el Barcelona para elegir al Nápoles". Se le ocurrió que no había mejor manera de pagárselo que cederle el honor de ser il capitano. "Una mañana, en su segunda campaña con nosotros, le llevé el brazalete. No se lo creía. Su mejor gol fue una joya de falta a la Juventus en 1985".

Como muchos napolitanos, no entendió su triste y atropellado adiós. "Muchos se equivocaron, no se enteraron de lo que dio a esta ciudad. Mereció una salida por la puerta grande", argumenta.

Uno puede coger un taxi y encontrarse con la leyenda: "Maradona es nuestro protector". Se le perdonan los desmanes con la cocaína, que se acrecentaron cuando se hizo público el embarazo de Cristiana Sinagra, con la que tuvo a Diego Armando Junior. Su amor por Claudia Villafañe, con la que estuvo casado dos décadas, no impidió la infidelidad con una chica de 20 años que le enloquecía al bailar. Dicen que ya probó la droga en Barcelona, cuando la operación por la entrada de Goikoetxea estuvo a punto de retirarle. No estaba anestesiado del todo cuando oyó al doctor decir a sus padres que su carrera peligraba. Enloqueció.

En todos los rincones de Nápoles se quedan con el Diego futbolista, que se resistió a las tentaciones de Berlusconi para ir al Milán, pese a que le ofrecía cinco millones de euros al año vía Coppola, por los 1,5 que cobraba. "En Italia, sólo jugaré en el Nápoles, nunca traicionaré a sus hinchas, que me aman", dijo. Con el positivo, Ferlaino le empujó al vacío y no le pagó.