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Su última entrevista en AS

“Nos llamó la atención la canción de las mocitas madrileñas...”

Reproducimos la última entrevista que Di Stéfano concedió a AS. Fue publicada el 26 de septiembre de 2012 con motivo del homenaje que recibió en el Trofeo Bernabéu.

Alfredo Di Stéfano.
Rafa Aparicio

Un nuevo homenaje para usted esta noche.

—Yo encantado y feliz de que venga Millonarios. Es un equipo por el que yo pasé.

—Alfredo Relaño escribió que el viaje de Millonarios a España cambió el fútbol español.

—Las características del juego que teníamos nosotros eran muy buenas. Teníamos muy buen equipo. La mayoría de los jugadores eran internacionales argentinos.

—El primero que llegó a jugar a Millonarios fue Pedernera…

—Fue el que abrió el camino a todos nosotros. A Rossi, a mí, después Cozzi, el portero, Reyes, que jugaba conmigo en River, o Mourín, que era de Independiente. El único jugador colombiano era el lateral izquierdo. Se llamaba Zuloaga y era muy bueno. Tenía sólo 19 años.

—Usted se marchó de River Plate por algunas discusiones y por la huelga que había en Argentina. Llegó el 11 de agosto de 1949 y le recibieron en el aeropuerto 5.000 personas.

—Sí, sí. Pero no fui el único. Fuimos muchos. Había hasta españoles. También árbitros españoles. Éramos todos amigos, nos reuníamos en Bogotá en un bar que era muy bueno. Los colombianos pusieron la tela y me abrieron el camino.

—¿Cómo recuerda aquella época?

—El equipo era como el Madrid o el Barcelona de ahora. Éramos muy potentes y para no desmoralizar a la afición, ¿sabé que hacíamos? No pasábamos de cinco goles.

—Cinco y baile decían...

—Sí. Lo hablábamos entre nosotros, porque sino minimizábamos al contrario. Para no humillarlos nos poníamos a mover el balón.

—De ahí que les llamaran ‘El Ballet Azul’...

—Jugábamos mucho, por eso era. Donde íbamos, ganábamos. Siempre.

—Fue la etapa de ‘El Dorado’, que denominaron el Colombia…

—Sí porque se abrió el camino para muchos jugadores, también árbitros…

—El dinero para que usted jugara en Colombia lo puso la alta burguesía.

—Fuimos porque hubo manifestación de directivos. Querían hacer un gran campeonato. Y tenían que tener elementos. Por eso se produce el éxodo y le denominan ‘El Dorado’, porque llegaron jugadores, árbitros, entrenadores...

—57 argentinos se fueron a Colombia.

—Mira vos, no lo sabía. Argentinos, uruguayos, paraguayos, chilenos, de Costa Rica, brasileños. Hasta nos echaron de la FIFA y nos prohibieron jugar amistosos fuera. Se asustó mucho la FIFA con aquello.

—Su aventura en Millonarios terminó en 1952.

—De Millonarios me fui a Buenos Aires a pintar la casa que tenía. Me vino la invitación de jugar en España y tuve que consultar con la familia. Mi padre no quería que viniera, otros decían que sí. Había un despelote bárbaro. Mis padres me recomendaron que buscara una posición. En ese momento yo tenía una casa nueva, desde hacía mes y medio. Tenía un campo que había comprado para cultivar papas. Lo tuve que pensar bastante.

—En 1952 fueron invitados para jugar un triangular conmemorando las Bodas de Oro del Real Madrid.

—Fuimos invitados por Bernabéu. Al aterrizar en Madrid lo que más gracia nos hizo fue la canción de las mocitas madrileñas. Nos reíamos y decíamos: “¡Mirá lo que cantan aquí!”.

—¿Conocían al Madrid?

—En América conocíamos al Madrid por Zamora y dos o tres más. También conocíamos a Samitier. Luego los toros. Teníamos muy poco concepto del fútbol de aquí. No nos enterábamos de nada, ni teníamos informes. Ahora se ve todo.

—¿Era la primera vez que llegaba a España?

—Sí. Llegamos y estaba todo apagado, los coches eran del año pun, los taxis... Después, como todo en la vida, la cosa fue mejorando.

—¿Dónde se alojaron?

—En el Hotel Nacional. Llegaba el pavimento hasta el Ministerio del Ejército. Pero es una banda de años, hace ya 60.

—En la grada todo el mundo preguntaba quién era el nueve…

—Éramos un equipo y yo era el goleador. Pero también jugaba atrasado, era un pluriempleo que tenía yo. Nos desenvolvíamos con calidad.

—Metió dos goles…

—Me dieron una patada… fue el hermano de Alonso, el defensa. Casi me rompe el tobillo. La pasamos bien, la verdad. Nos peleamos todos por las tortillas de patatas, eran famosas en el mundo. Y el cocido. Comimos tortilla, cocido y más. Estuvimos como 15 ó 20 días en total. Fuimos a jugar a Valencia y a Sevilla. Pudimos conocer España.

—Fueron a los toros?

—Claro que fuimos. Me hice íntimo de Antoñete. Recién empezaba, igual que nosotros. Fuimos a una tienta, a la plaza de toros después. Pero me llamó la atención que la gente de la calle estaba triste y apagada por todo el desastre que había pasado, era después de la guerra. Había residuos de odio.

—Ese verano el Madrid volvió a jugar contra ustedes en Bogotá y Caracas.

—Ahí jugó mejor el Madrid. Tuve una discusión con Pahíño y fíjese lo que es la vida, luego fuimos íntimos amigos. Estuvimos jugando contra ellos en Caracas. Había una concurrencia extraordinaria. Hubo torneos muy famosos que llevaban españoles y se comportaron muy bien. El éxito era tremendo. Todo era cuestión del dinero que ganaban ellos. También se jugaban la pasta. Lo hicieron muy bien, tuvieron éxito y cambiaron la estructura del fútbol.

—¡Quién le iba a decir que volvería a España!

—Me fueron a buscar. No pensaba jamás venir a España. Italia podía ser porque fueron muchos compañeros míos. Me vinieron a ver y estaba pintando la casa, barnizándola y llegó un emisario del Barcelona. “¿Señor Di Stéfano?”, preguntaron. Yo estaba en lo alto de una escalera y dije: “Sí, dígame”. “Por favor el señor Di Stéfano”, volvió a preguntar. Y yo otra vez: “Sí, dígame”. E insistió: “Queríamos hablar con Di Stéfano”. “Soy yo”, dije. Claro, quién iba a pensar que un futbolista iba a pintar encima de una escalera. Bajé y me dijo que era del Barcelona. Le dejé pasar al comedor. Charlamos un rato. Yo le dije que no sabía si se podía salir. Para colmo sabía que no pertenecía a Colombia. “Han hecho algo con Millonarios”, les dije. “No, con River”, me contaron. “River no tiene nada que ver”, les conté. Allí en Colombia vivían muchos periodistas catalanes y avisaron al Barcelona de que yo me iba.

—El presidente de Millonarios era muy amigo de Bernabéu.

—Era un tipo muy solvente. Senior se llamaba. Manejaba todo el tinglado. Se conocían. La oferta del Madrid vino cuando yo ya estaba en España, pero bueno, hablemos de Millonarios. Fue tanto el lío. La aventura de Colombia fue extraordinaria. Íbamos a todos los lados en avión, yo sólo conocía el autobús. A veces hasta se caía la máscara para respirar.

—Lo importante es que al final fichó por el Madrid...

—Yo no iba a venir, ellos me llamaron. Necesitaban a alguien y dijeron que venga, este rubio, y vine yo. Me alojé en un hotel con la familia. Ya tenía dos hijos. Fueron treinta y pico horas de avión, pero mereció la pena. Al final le devolvieron el dinero al Barcelona, creo ¿eh?.

—La elección fue buena.

—Sí, tuve suerte.

—El Madrid no había ganado casi nada y fue llegar usted y empezaron a ganar Ligas y Copas de Europa.

—Fue como si fuera la refundación del Madrid. Cambiamos la historia. El Madrid hacía 23 años que no había ganado el campeonato nacional. Pero yo solo no, también el equipo. Tuvimos suerte, había entusiasmo, había una gran hinchada. Fue una época buenísima de jugadores y por todos los lados íbamos como estrellas. El ambiente era grande. En cada estación nos esperaba la gente. Fue magnífico.

—Ahora cuando se habla del ADN madridista, todos los caminos conducen a la figura de Alfredo Di Stéfano.

—Le dimos un impulso grande. Además de ganar es que jugábamos muy bien. Internacionalmente ganábamos también y ya decían de nosotros: “Estos tíos ganan siempre”.

—Para Colombia usted sigue siendo una referencia.

—Me llaman por teléfono y me preguntan por jugadores...

—Después de abandonar Millonarios, ¿regresó alguna vez a Colombia?

—Una vez y me encontré con varios amigos. Jugamos allí y empatamos a uno. Luego fui con mi señora a inaugurar una biblioteca en Bogotá. Nos invitaron y allí estábamos unos cuantos. Vinieron de Buenos Aires los compañeros. Tuvieron un detalle buenísimo con todos nosotros.

—Millonarios ya no es lo que era en su época...

—Tuvo algunos problemas... Era el equipo rey. Me alegra que vayan primeros ahora. Menos mal que ha mejorado en los últimos tiempos.

—Días emocionantes para usted con este partido, la inauguración en el museo de una parte dedicada a su figura...

—Es una maravilla. Yo me digo: “Qué antiguo soy”. Hay que ver cómo maneja la juventud las fotos. Es magnífico. Ni me lo imaginé jamás. Es fabuloso ver lo bonito que han dejado en el museo. Y mire, estamos aquí gracias a la industria británica. De un hobby se hizo una profesión. El fútbol era con la mano y con el pie y se abrió. Con la mano fue el rugby y con el pie, el fútbol.

—¿Y al equipo cómo lo ve?

—Bien, marchando. En el partido ante el City el público estuvo espectacular, daba grima. Cómo levantó todo. Perdíamos 2-1 ante el campeón inglés y ¡vaya gol hizo el francés!