Velasco Carballo, de "futbolista frustrado" a "currante" del silbato

Carlos Velasco Carballo (Madrid, 43 años) pita hoy el Brasil-Colombia, el tercer partido en su debut mundialista. Si lo hace tan bien como en los dos anteriores, estará entre los candidados a dirigir la final. Sería el cénit de su carrera. Una carrera que empezó a los 16 años, hace ya 27, en el barrio madrileño de Aluche, animado por el ya excolegiado Rubinos Pérez.

Velasco Carballo reconoce que es “un futbolista frustrado”, como tantos otros de su gremio, y se define como un “romántico y un currante” del arbitraje. Se forjó en la Regional madrileña, en campos de tierra (o barro, cuando llovía) como La Mina o Cotorruelo, cuando aún no se había extendido en la Comunidad el uso del césped artificial.

Le gusta recordar esos duros comienzos: “Me agredieron una vez (un rodillazo en el culo) y me intentaron pegar otras muchas veces, aunque yo era un kamikaze, muy valiente. Y las he liado gordas. Me han perseguido dentro y fuera del campo. He tenido problemas graves, pero siempre me cuidaba la Policía”.

En 2004 pitó su primer partido en Primera División, categoría en la que ya suma 180 encuentros, en los que ha sacado 1.152 amarillas (a una media de algo más de seis por duelo), ha expulsado a 90 jugadores (una cada dos partidos) y ha señalado 55 penaltis.

En 2008 se estrenó como árbitro internacional con un Israel-Chile (1-0). Desde entonces, los hitos se suceden. En 2011 dirigió el Schalke-United (0-2), ida de las semifinales de Champions, y la final de la Europa League entre el Oporto y el Benfica (1-0).

Al año siguiente fue uno de los 12 elegidos para la Eurocopa de Polonia y Ucrania. Allí pitó el Polonia-Grecia (1-1) y el Dinamarca-Alemania (1-2). La buena marcha de España, que terminaría ganando el torneo, frenó su progresión. Lo contrario que ahora en Brasil.

Velasco Carballo está casado, tiene dos hijos, es ingeniero técnico industrial y da clases en la Universidad Camilo José Cela sobre Reglas de Juego en el fútbol.