El Sevilla, campeón gracias a los prodigios de Soriano

Lo que una tanda de penaltis te da, otra te lo arrebata. Si el 10 de mayo Caba le daba al Juvenil del Madrid la Copa de Campeones con una mano milagrosa en la prórroga y una heroicidad en la tanda de penaltis que machacó a la Real Sociedad, este domingo fue su oponente, Juan Soriano, el que hizo historia en la portería del Sevilla y manda la Copa del Rey a Nervión cinco años después del último título sevillista.

 Pero si los aficionados del Pizjuán pueden celebrar este éxito juvenil, es gracias a Juan Soriano. Apenas 16 años, pero el aplomo de un curtido cancerbero, le hizo la vida imposible al Juvenil blanco de Ramis. Primero con dos manos a lo Rinat Dasaev, mito sevillista de los ochenta, que frustraron dos goles cantados de José León en los minutos 21’ y 22’. A donde no llegaba el fútbol de los andaluces, alcanzaban los tentáculos de Soriano. Y donde no podía extender sus garras después de un paradón, llegó Carmona sacando un balón del madridista Agoney en la misma línea.

Aún así, todo pudo cambiar si el colegiado murciano Sánchez Martínez no hubiera pasado por alto un posible penalti de Matos a Javi Muñoz en el 25’. Poco después, el Sevilla dejó de jugar a la ruleta rusa y le asestó un inesperado estacazo a los chavales blancos. Romero lanzó una falta desde el perfil derecho y Juan Muñoz aprovechó la empanada blanca para marcar sólo en el primer palo. El mejor utrerano sevillista desde Reyes y paisano de Pepe Castro, nuevo presidente del club de Nervión, puso su banderilla numero 44 de la temporada. 44 goles que le valdrán para hacer la pretemporada del primer equipo este verano porque Emery ya le ha echado el ojo.

Aturdidos, los pupilos de Ramis se recompusieron en la segunda mitad. Álvaro Jiménez la tuvo en el 48’ pero se topó con la espalda salvadora (para el Sevilla) del central Luis. El partido entró en una espiral abierta, favorable para los intereses madridistas, y aunque Caba evitó el 0-2 en el 59’ y un minuto después Álvaro Jiménez casi marcó el gol de la tarde, se veía que el empate estaba cerca. Enzo Zidane fue el percutor del mismo. Nada más entrar, en el primer balón que tocó, asistió a Febas para el 1-1 (61’). El pequeño mediocentro leridano (1,70 metros de altura) volvía a erigirse en un titán como ya hizo ante el Nápoles en la UEFA Youth League.

El partido ya era otro, con Enzo Zidane tirando roulettes como Papá Zizou, Marcos Llorente (otro con madridismo en la médula, literalmente) olisqueando el 2-1 pero su chut malicioso se fue a medio metro escaso del poste izquierdo de Soriano. No hubo más fuego y el partido se fue a la prórroga. Ahí Legaz tuvo un asa de la Copa en su mano. Logró realizar en el 97’ un control espectacular con el pecho que era un ticket hacia el gol, pero le tembló la decisión y el pie cuando se vio ante Soriano. El meta sevillista ya intimidaba, como los grandes de la portería. Tiene aura.

Así las cosas y con un error de Caba que pudo suponer el gol del Sevilla a puerta vacía en el 113’, se pasó al drama agónico de los penaltis. Y ahí, Soriano desplegó sus alas de halcón. Le detuvo el primero a Marcos Legaz y el cuarto a Álvaro Jiménez. Dos estiradas a la izquierda con agilidad infinita. Su compañero Zelu lo aprovechó para marcar el quinto y hacer bueno el esfuerzo impresionante de su cancerbero. El Sevilla ganaba sin brillantez pero con un portero internacional Sub-17 que jugaba contra chicos casi dos años mayores. Una tarde que le da al Sevilla su sexta Copa del Rey Juvenil y deja al Madrid mascullando por lo bajo. Esta generación de los Llorente, Javi Muñoz, León, Fran Rodríguez ganó la Copa del Rey pero se quedó a las puertas en la Copa y la UEFA Youth League. Y pudo ser un triste final para Ramis, que acaba contrato y cuyo futuro puede estar lejos de La Fabrica a la que tantos éxitos ha dado.