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Bin Hamman, toda una carrera salpicada de muchos escándalos

En 1998, apoyó a la candidatura de Blatter para presidir la FIFA. Fue acusado de pagar los viajes de directivos africanos a París a cambio de su voto. Salió airoso y en 2002 ascendió.

Los antecedentes de Bin Hamman invitan a la sospecha. Nacido en Doha, hace 65 años, se hizo millonario gracias a la construcción aprovechando el boom del petróleo en la década de los 70. Por entonces, empezó también a hacerse un hueco en el fútbol hasta ser nombrado presidente de la Federación Qatarí en 1992. Su escalada continuó cuatro años más tarde, cuando entró en el ejecutivo de la FIFA. Las sombras en su carrera llegaron poco después. Primero, en 1998, con su apoyo a la candidatura de Blatter para presidir la FIFA. Fue acusado de pagar los viajes de directivos africanos a París a cambio de su voto. Salió airoso y en 2002 ascendió incluso a presidente de la Confederación Asiática de Fútbol. No obstante, en 2011 otro escándalo volvió a salpicarle. Entonces, se le acusó de comprar votos durante elecciones presidenciales a la FIFA, esta vez como candidato a reemplazar a Blatter, y aunque el TAS le absolvió, perdió su cargo. En 2012 FIFA le inhabilitó de por vida por “conflicto de intereses” durante su etapa en la Confederación asiática y en 2014 el Telegraph le acusó de pagar al exvicepresidente de la FIFA, Jack Warner, para conseguir que Qatar celebrase el Mundial 2022.