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Hierro

“La Séptima cambió la historia reciente de nuestro club”

Disfrutará en Lisboa como un hincha más: “Espero que sea una fiesta de una ciudad, que demos una buena imagen al mundo como país. Mi corazón pide que gane el Real Madrid”.

“La Séptima cambió la historia reciente de nuestro club”

—Nos toca hablar de las tres Champions. Después de 32 años llegó la Séptima…

—Cada año había psicosis por el título. La gente mayor de la Ciudad Deportiva nos decía: “Vosotros no podéis hablar porque mientras no ganéis la Copa de Europa...”. Teníamos un gran equipo, había un gran ambiente y éramos jugadores con experiencia. Estábamos ante la gran oportunidad de nuestras vidas y no se nos podía escapar. Nunca viví una celebración igual. La Séptima cambia la historia reciente de nuestro club.

—Heynckes se vino abajo y dijo que no podía con ustedes…

—Si le preguntas a él, no tenía mucho en contra de los jugadores, era en contra del club y los cambios. Pidió una serie de jugadores en diciembre que no llegaron. Jamás le quisimos dejar al entrenador en segundo plano. Heynckes fue inteligente y se dio cuenta de que había una plantilla con mucha experiencia y llena de gente que tenía una mentalidad ganadora y jugó con aquello.

—En la grada se contaba cada minuto que pasaba.

—En la grada ganó el madridismo. Fue increíble. Todos estaban con ilusión, con ganas. Estaban hartos ya de recordar lo del blanco y negro. Querían volver a ser campeones. Aquel día el madridismo dio una lección de apoyo. Cantó y animó. Cuando metimos el gol, el Amsterdam Arena era el Bernabéu.

—Tan de humildes iban ustedes que no llevaban ni champán.

—Creemos que fue un fallo de alguien. Estábamos celebrando con agua y bebidas isotónicas. Entró Lippi a felicitarnos por el partido y vio que no teníamos nada. Así que mandó a alguien de la Juve con dos cajas. Sanchís nos decía “ahora ya a mi padre le puedo tratar de tú a tú, tengo una Copa de Europa”. Tenía una felicidad increíble.

—En el camino hacia la Octava hay que parar en Old Trafford.

—Fue maravilloso. Aquí fue 0-0. Y allí la jugada de Redondo, el gol en propia meta de Roy Keane y los dos goles de Raúl. Fue extraordinario. Es uno de los partidos que más recuerdo. Estaba en la grada y veía como la gente animaba. También me acuerdo el que perdimos allí 4-3 con tres goles de Ronaldo. La gente despidió a su equipo y Old Trafford nos obligó a ir al medio a despedirnos. Fue un partido de fútbol real, de ataque. El campo se puso de pie para despedir a Ronaldo.

—Anelka, con sus goles al Bayern, justificó su fichaje.

—Nos ayudó mucho. Lo de Nicolás lo gestionó muy bien Vicente. Fue a buscarle el lado humano, le encontró el camino. El no conocía el Madrid, ni el día a día, no tenía fe ciega y confianza en nosotros. Intentábamos que estuviera con el equipo. Tenía una condiciones bestiales. El club había invertido una cantidad de dinero grande y lo necesitábamos porque era un jugadorazo. Tenía algo que no teníamos nosotros. Esos últimos 30 metros de velocidad, de desborde, de desmarque y eso nos daba la vida. En París jugó de extremo derecha. Morientes fue el delantero y Raúl, por la izquierda. Se sacrificó mucho.

—Y usted llegó a París lesionado. Intentó probarse ante el Valladolid, pero no funcionó.

—Venía con una roturita en el ligamento lateral interno. Había polémica por jugar con dos o tres centrales. Vicente cambió en Old Trafford y fue sensacional porque el equipo se encontraba más sólido, más cómodo. Karanka, Helguera e Iván Campo estuvieron a un nivel extraordinario. Probé ante el Valladolid, entré al vestuario, hablé con Pirri, con Vicente, y con los tres centrales. Les dije: “Jugáis vosotros, yo no estaré”.

—Con el resultado resuelto salió en el minuto 84.

—Las cosas de Vicente, él entendía que podíamos apoyar y estar. Primero salió Sanchís. Queríamos que los dos estuviéramos muy cerca del equipo.

—¿Fue fácil?

—Sí. Fue más sencillo una vez que nos pusimos 1-0. McManaman hizo un partidazo y con el 2-0 se acabó. Una galopada de Raúl puso el 3-0. ¿Quién se lo iba a decir a su íntimo amigo Cañizares? Pasó algo al principio que nos dio alas. Salieron los jugadores del Valencia y tocaban la Copa y nosotros ni la mirábamos.

—Sanz renovó a Del Bosque en París.

—Fue una muestra de confianza hacia él. Lorenzo era un buen presidente. Es y será un gran madridista, teníamos una afinidad fantástica con él. Era un tipo extraordinario, con corazón y muy cercano a nosotros, iba a los entrenamientos.

—Y llega Florentino.

—Se produce un cambio de generación otra vez y un modelo nuevo de club. El club no estaba preparado para un cambio tan drástico en tan poco tiempo.

—Perduró el entrenador.

—Sí y Vicente era vital. Los famosos llamados Galácticos vinieron al Madrid para intentar ganar la Copa de Europa. Dieron el salto de venir al Madrid estando bien en sus clubes. Figo y Zidane ayudaron mucho a integrarse y siguen en Madrid. En Glasgow me llevé la satisfacción de que los dos vinieron a buscar la Champions y lo consiguieron.

—Venían de un golpe duro tras el Centenariazo...

—Nos trastocó muchas cosas. En Glasgow todo el mundo nos daba muy favoritos y sufrimos mucho. Después de ese partido le pudimos decir al mundo que el Madrid consiguió la Champions el año de su Centenario.

—¿Usted fue el culpable de que Casillas fuera suplente?

—Es un sambenito que me han colgado. Me cansa. Él lo ha escrito en un libro y ya le he dicho: “A lo mejor Vicente y yo escribimos otro y damos nuestra opinión”. Somos tres protagonistas. Iker opina eso y si nos preguntas a Vicente y a mí pues… Somos íntimos amigos, estamos todo el día juntos. Es una leyenda urbana. Y en la final fue el protagonista con tres paradas. No había forma de consolarle. Toda la celebración llorando.

—Y Zidane.

—Ha metido el mejor gol de la historia de la Champions. Una belleza.

—Y la Copa la levantó usted...

—No le di importancia. Me fui a hablar con Raúl, sabía que mucho tiempo no quedaba para disfrutarlo y ensayábamos como levantarla juntos porque sólo la podía coger uno. Y hablaba con él: “Quédate aquí, recoge tu medalla antes que yo y te esperas. La cojo y la levantamos juntos”. Todos vinieron a abrazarnos. Yo sabía que me quedaba poco para disfrutar.