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Almudena Grandes

“El Pupas está muerto, se ha perdido el fatalismo rojiblanco”

La escritora, miembro de la peña Los 50, explica cómo Simeone ha logrado cambiar una inercia negativa gracias a los valores “que cimentan cualquier sociedad sana”.

Almudena Grandes, una escritora rojiblanca.
El País

—¿Cómo vive lo que le está sucediendo a los atléticos?

—Nunca he visto jugar al Atleti como lo está haciendo. A lo mejor el Atleti del doblete, el equipo aquel de los setenta cuando yo era pequeña, pero lo que yo aprecio es un cambio de mentalidad, de espíritu. Simeone ha hecho con el Atlético lo que Guardiola con el Barça, pero con mucho más mérito porque no tenía la plantilla de Pep.

—¿Para usted que significa el término cholismo?

—Significa que en una época en la que se glorifica el pelotazo, la banalidad en los méritos, el camino rápido y los atajos para llegar a la meta, aunque sea dando codazos, en una sociedad que identifica el éxito con el dinero y el glamour y las alfombras rojas, hay alguien que en solitario, a contracorriente, reivindica los valores que cimentan cualquier sociedad sana y con futuro. Estos son el trabajo, el esfuerzo, el mérito y la unión. Si en España hubiera un político como Simeone este país tendría más futuro del que tiene.

—¿Cómo contempla ahora ese mito del Pupas?

—Ya se ha extinguido el mito del Pupas. Estoy segura. Para mí la clave era lo que pasaba cuando cualquier equipo, y especialmente el Madrid, nos metía un gol antes del minuto 20. Ya lo teníamos perdido. Yo veo los partidos con mis hijos, con amigos de mis hijos, con mi hermana… Y en el partido de vuelta de la Liga, marcó el Madrid y nadie se descompuso. El Pupas está muerto y enterrado. Hemos perdido el fatalismo, el pesimismo. Ahora el sufrimiento forma parte de la carrera hacia el éxito. Ya no es un abismo doloroso en el que hundirse.

—¿Qué primeros recuerdos tiene como atlética?

—Yo tuve dos abuelos que eran del Atleti, los dos se llamaban Manuel. Mi padre alardeaba de haber roto el carnet tres veces. Para mí ser del Atlético no es una opción, es una cosa casi genética. De mis primeros recuerdos que tengo es mi abuelo, Manolo Grandes. Era adorable, admirable, sereno, pacífico, ecuánime y el primer amor de vida. Pero en los partidos del Atleti se transfiguraba. Recuerdo que una hermana suya le llevaba una pastillita con un vaso de agua en el descanso. Yo decía: “¿Eso qué es?”. Y me decían que era un tranquilizante.

—¿Cómo van a ver la final en su casa, usted que tiene un marido madridista?

—No podemos ver los partidos juntos. Tengo una hija del Atleti, otra que es del Madrid. Pero Luis, mi marido, es socio y se va al Bernabéu. El partido no lo voy a ver con él porque no quiero estar un mes sin hablarnos. Hasta ahora lo hemos llevado mejor porque convivir con una atlética cuando siempre perdíamos tanto era fácil. Ahora ya es más difícil. Están picados.

—¿Cree que los madridistas temen ahora al Atleti?

—Yo si fuera del Madrid estaría preocupada.