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Cartas desde América

Unos bigotes españoles que deslumbran en la Libertadores

El Bolívar recibe en casa al Lanús, 1-1 en la ida, con la sensación o la esperanza de que esta vez sí se puede. Un cuento de fútbol que esconde unos bigotes detrás.

Actualizado a
El director técnico del Bolívar de La Paz (Bolivia), el español Xavier Azkargorta (i), dirige un entrenamiento.
EFE

Cuarenta mil voces, cuarenta mil almas, cuarenta mil corazones. Los carteles que anuncian el partido de hoy en el Hernando Siles de La Paz, posiblemente el más importante de la historia del fútbol boliviano, que ofrece al fondo la posibilidad de alcanzar por primera vez a un equipo del país las semifinales de la Copa Libertadores, son al mismo tiempo una oferta y una reclamación. Una petición indisimulada de aliento a esos 40.000 aficionados, como si la altura no fuera suficiente aliado, para empujar al sorprendente Bolívar a la gesta que durante tanto tiempo pareció inalcanzable. Recibe en casa al Lanús, 1-1 en la ida, con la sensación o la esperanza de que esta vez sí se puede. Un cuento de fútbol que esconde unos bigotes detrás, inconfundibles. Pertenecen a Xavier Azkargorta.

El técnico español, 60 años ya a cuestas, es una institución en Bolivia. Y un tipo capacitado para hacer dos cosas al mismo tiempo. Un rato después de resolver el asunto que tiene en vilo a estas horas a todo el país, Azkargorta dejará por un momento su equipo y agarrará provisionalmente de nuevo a la selección verde (abandonó el cargo hace dos meses precisamente para rescatar a la Academia) de cara a los amistosos contra España en Sevilla (30 de mayo) y Grecia en Nueva York (6 de junio). Bigotón dio ayer la lista de 20 convocados para dichos encuentros y esta madrugada se centrará en el encuentro con el que el Bolívar peleará su cita con la historia. Caminar y comer chicle al mismo tiempo.

Rodeado de paisanos en su aventura bolivariana (José Luis Capdevila, Edu Moya y Juan Miguel Callejón, el gemelo del futbolista del Nápoles), es posible que a Azkargorta vuelvan a ofrecerle la titularidad de un Ministerio si remata su proeza libertadora. Ya se lo plantearon en 1994, tras meter a Bolivia por primera y única vez en una fase final de un Mundial, y dijo que no. Y ahora la euforia colectiva que se palpa a su alrededor va en la misma dirección. El presidente de la Federación ha venido a decir que el preparador español no ha hecho otra cosa que tapar bocas a los que le acusaban de no estar actualizado. Recogió un equipo desahuciado y lo ha devuelto pletórico. Con propuestas simples, ataque por las bandas y remates desde lejos, un sueldo de casi 13.300 euros al mes y ese discurso didáctico característico, Azkargorta está nuevamente de moda. Y a escasos centímetros de ser aclamado como el personaje más importante de la ciudad y de todo el país. Si ya no lo era...