Sevilla - Benfica
No queda nadie del último título sevillista, el de Copa en 2010
Monchi asumió una remodelación, con 15 llegadas este verano de las que muchas (Bacca, Vitolo, Pareja, Beto que fue comprado en propiedad, Carriço, Mbia) estarán hoy en el once.
El 19 de mayo de 2010, Antonio Álvarez alineó este once en la final de Copa ante el Atlético: Palop; Konko, Squillaci, Escudé, Luna; Navas, Zokora, Renato, Capel; Negredo y Kanouté. Luego aparecieron Romaric, Lolo y Perotti. Ninguno de esos 14 futbolistas sobrevive en el actual Sevilla, que ya ganó aquella Copa con sabor a cambio de ciclo. Fue por aquellos días cuando José María del Nido, entonces presidente del Sevilla, dijo aquello de que el proyecto era “indestructible”.
Los hechos demostraron lo contrario. Álvarez, sustituto de Jiménez, apenas duró meses. Y luego vinieron Manzano, Marcelino y Míchel. Ninguno cuajó y por el camino todos dejaron caer que eran víctimas de un club en regresión, con vacas sagradas que no dejaban airear el vestuario y fichajes con menos nivel que en el ciclo de oro de los títulos con Juande Ramos. Monchi admitió hace poco que el Sevilla se había instalado en el fracaso. Y asumió una remodelación profundísima, con 15 incorporaciones este verano de las que muchas (Bacca, Vitolo, Pareja, Beto que fue comprado en propiedad, Carriço, Mbia) estarán hoy en el once. Un Sevilla nuevo que recupera una vieja costumbre: llegar a una final.