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VALENCIA 3 - SEVILLA 1

Mbia hace finalista al Sevilla en el 94' y jugará contra el Benfica

El equipo de Pizzi había remontado la eliminatoria con goles de Feghouli, Jonas y Mathieu pero el centrocampista, con un cabezazo a bocajarro, convirtió Mestalla en un funeral.

Mbia hace finalista al Sevilla en el 94' y jugará contra el Benfica
David RamosGetty Images

Será el Sevilla el que estará en Turín. Allí tratará el 14 de mayo de hacer doblete para el fútbol español. Mbia silenció a 45.000 personas que empujaron con la fe e ilusión con la que los niños reciben a los Reyes Magos y que se quedaron despagados al enterarse que son los padres. La afición del Valencia había gozado durante 94 minutos como hacía años que no se hacía por Mestalla y sin embargo el testarazo de Mbia le silenció e hizo enloquecer en el último suspiro a los más de 5.000 sevillistas allí presentes, que esperaron su momento y lo vivirán hasta la eternidad. No era para menos. Fútbol. Bello y cruel a la vez. Delirio hispalense y perro destino para un Valencia que rozó la épica, que mereció estar en la final. Pero a Turín irá el Sevilla por el valor doble de los goles. Allí le espera el Benfica. Tercera final de la Europa League para el conjunto de Nervión en ocho años. Y las dos anteriores las ha ganado. Primera para Unai Emery. Palo por todos los costados para un Valencia que no volverá a Europa hasta por lo menos dentro de dos años. Y a saber quién será el dueño del club entonces.

Al Sevilla de salida le temblaron las piernas. Y el Valencia se le subió a la chepa, a la garganta y hasta a las barbas. Le fumó la ventaja que traía del Sánchez Pizjuán en 25 minutos. Ese fue el tiempo que necesitaron los de Pizzi para darle la razón a Mestalla. “Sí se puede” gritaba la marabunta y primero Feghouli y después Jonas igualaban la eliminatoria (aunque la UEFA le concediera el gol a Beto en propia puerta). Los de Unai, hasta ese instante, no habían dado tres pases seguidos. El Valencia, con la verticalidad de Feghouli, las idas y venidas de Bernat y el juego entre líneas de Parejo y Jonas, más la intensidad del resto, había logrado lo más difícil. Empezaba otro partido.

El Valencia aparcó la heroica y se puso a jugar un partido de fútbol. Ahí comenzó a despertar algo el Sevilla, a equipararse las opciones, porque tanta personalidad les faltó de inicio a los hispalenses como calidad tienen. Y en ese estirar líneas de los Unai, apareció la figura de Diego Alves. El brasileño se hinchó cual flotador en la playa para desbaratar un remate a bocajarro de Reyes estando éste solo en el área pequeña. Se llegó al descanso y casi era lo mejor que le podía pasar a los dos.

En el descuento. El Valencia guardó algo más la ropa en la segunda mitad. Sabía que un gol del Sevilla dejaba en nada su buenhacer. Rakitic retrasó su posición y los de Unai tenían algo más de presencia. Pero el técnico quito a Bacca y Ricardo Costa y Mathieu respiraron más tranquilos. Sin referente, el Valencia se lanzó a por el tercero. Y sin Bacca, Mathieu se dejó ver más por el área de Beto. Él hizo el tercero. El Valencia lo tenía. Pero el Sevilla sabía que estaba a un gol y éste llegó en el 94’. De la cabeza de Mbia a Turín. Suerte.

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