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La intrahistoria

Maier pegó más que los ‘grises’

Sepp Maier redujo al Loco del Bernabéu. La Prensa alemana exageraba al afirmar que tres policías pisotearon al meta del Bayern. Preocupaba más el partido de vuelta que la verdad.

Maier, testigo de la agresión a Linemayr.
Javier Gálvez

Siempre estaba de mal humor con los periodistas. A uno llegué a darle un sopapo”, recordaba Sepp Maier (Metten, 1944), el Gato de Anzing, en una entrevista reciente a un periódico de Múnich con motivo de su septuagésimo cumpleaños. Maier fue un portero eterno y siempre le gustó presumir de ello: “Jugué 442 partidos seguidos en la Bundesliga. Es de lo que más orgulloso me siento”. De eso y de sus cuatro Mundiales disputados, sus tres Copas de Europa, sus cuatro Bundesligas y su Copa Intercontinental. Pero las victorias no le quitaron el vinagre de la cara y del carácter. De ahí que aquella desdichada noche de marzo de 1976 sometiese a un juicio rápido al Loco del Bernabéu.

Sucedió en la ida de las semifinales de la Copa de Europa que jugaron en el Bernabéu Real Madrid y Bayern. Linemayr, árbitro austriaco, se tragó un penalti a Santillana en el último minuto y nada más pitar el final, un aficionado saltó al césped, le propinó una colleja a Torpedo Müller y un puñetazo al colegiado que Uli Hoeness trató de impedir sin éxito. Maier fue más rápido que la Policía en la persecución. Antes de que los ‘grises’ dieran alcance al agresor, Maier ya le había reducido e inmovilizado en el suelo. Quizá se le escapó también alguna bofetada con el doctor Pruden, delegado de campo, como testigo. A los agentes les costó sacarle al Loco de entre los brazos. Al día siguiente, la Prensa alemana exageraba al afirmar que tres policías pisotearon al meta. Preocupaba más la vuelta que la verdad.

El Bayern ganó aquella Copa de Europa, la tercera consecutiva, injustamente, al Saint Etienne, pero meses más tarde Maier fue colaborador necesario en aquel penalti de Panenka que le dio la Eurocopa a Checoslovaquia. Aquel portero sobrio que teorizaba sobre las ventajas de la colocación sobre el vuelo quedó desairado en su estirada hacia la izquierda mientras la pelota le superaba suavemente por el centro. “No me habló durante 35 años”, confesó el osado goleador.

A Maier le retiró del fútbol un accidente de tráfico en 1979 (“Siempre dije que jugaría hasta que Beckenbauer y Müller me llevaran en silla de ruedas y ya ves...”). Luego fue entrenador de porteros del Bayern y de la selección. También cantante folk, mago y escritor. Elegido cuarto portero del siglo XX, tras Yashin, Banks y Zoff, hoy va poco al fútbol. Prefiere el golf (saca pecho de su hándicap 5) y el sillón de casa. Pero no se ha borrado del Bayern, el club donde hizo toda su carrera: “Hubiera sido estúpido dejar de ganar títulos por ganar más dinero”.