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Malos tiempo para el expresidente

Uli Hoeness está disfrutando de sus últimos días en libertad

El expresidente del Bayern ingresará en los próximos días en la prisión alemana de Landsberg. Efecto: su caso ha invitado a 13.000 denuncias voluntarias de impuestos.

Hoeness, con Löw, el pasado 11 de abril en el Allianz Arena.

El efecto Hoeness está surtiendo efecto en la férrea y cívica sociedad alemana. Los inspectores de Hacienda analizan con asombro las 13.000 declaraciones de impuestos voluntarias en los tres primeros meses del año mientras Uli Hoeness disfruta de sus últimos días de libertad. Ingresará en prisión en los próximos días, después de haberle respetado la Semana Santa.

Se especuló con la posibilidad de que fuera a entrar en Landsberg Prison precisamente el sábado, cuando el Bayern jugaba en Braunswcheig para no atraer todos los focos mediáticos de Múnich. Desde que Hoeness acató la pena de tres años y medio de cárcel, renunciando a recurrir la condena, se retiró de la vida cotidania del club. Sorprendió verle el 11 de abril en el palco del Allianz Arena junto a Löw, ante el Borussia. No quiere perjudicar la imagen de la entidad. Por eso, las posibilidades de verle en la eliminatoria ante el Madrid son muy escasas.

La sociedad alemana está conmocionada con el caso. “Si las autoridades fiscales se atreven con Hoeness, pueden ir a por cualquiera en Alemania”, sostiene Markus Matjeschk, de Tomorrow Focus. Su condena viene por defraudar 27,5 millones de euros a raíz de una autodenuncia. Pero su imagen está dañada tras proclamarse el adalid del Fair Play Financiero: “Pagamos millones para que salgan de la mierda y luego se lo gastan en Cristiano y Messi”. El destino le castigó.