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Atlético de Madrid - Chelsea

Carlos Simeone: “El Cholo dijo gol antes que pronunciar mamá”

“A Diego sólo le importaba jugar a la pelota. Un día, de niño, le regalaron un fuerte con soldados y con indios de juguete. Y el Cholo armó un estadio de fútbol”.

Carlos Simeone: “El Cholo dijo gol antes que pronunciar mamá”

—¿Cómo vive la familia lo que está experimentado el Cholo en el Atlético de Madrid?

—Es un momento muy especial. Estamos todos muy contentos y pendientes de todo. Estamos felices del momento que él está viviendo, en todo sentido. Esperando, domingo a domingo, con mucha expectación.

—¿Quién le introdujo el germen para que haya salido tan dedicado y apasionado por el fútbol?

—Él nació con ese sentimiento por el fútbol. Su primera palabra, en lugar de decir “mamá”, dijo gol. A mí me gustó el fútbol de toda la vida, entonces él también lo vive así. Pero su pasión por el fútbol la trae desde la niñez.

—¿Usted jugaba?

—Sí. Yo robaba en el mediocampo, como me decía Diego, jajaja. Todavía juego picados con los veteranos del club GEBA.

—¿Cómo comenzó el Cholo?

—Diego comenzó en el club del barrio de Palermo, jugando al baby (fútbol sala). Ahí me vino a hablar la gente de Vélez para que lo llevara. Arrancó a los 8 o 9 años en Vélez hasta que llegó a Primera División. No tenía dudas de que iba a terminar como entrenador, porque en las reuniones familiares hablábamos de fútbol constantemente, siempre. Todo era fútbol. Él es un apasionado. A tal punto que no hay lugar en su casa en Madrid que no encuentres una planilla con abrojos, en cualquier sitio, en el comedor, en la cocina, todo listo para armar un equipo. De chico a él le gustaba el brasileño Falcao, era su jugador preferido.

—¿Usted y él fueron muy compañeros?

—Sí, totalmente, de chico lo llevé a todos lados. No fue un sacrificio, al contrario, lo disfruté mucho. Jugaba en dos equipos de baby fútbol, uno en un horario, luego otro a otro momento. Uno se llamaba Estrella de Oro y el otro equipo, el Fortín. Y jugó alguna vez conmigo, entre los más grandes...

—¿...?

—Sí, porque nos faltaba uno. Diego tenía 14 años y entró. Hay un muchacho que aún sigue jugando conmigo y me dice: “Me acuerdo de la pared que hice con tu hijo y no lo puedo creer”. Por su temperamento, por su forma de jugar, siempre estuvo en el mediocampo. Hoy disfruto también de mis nietos cuando los veo jugar. A Giovanni ya lo conocen, a veces es demasiado respetuoso en el fútbol. Gianluca, que también juega de delantero, las tiene todas, es un atorrante. El más chico, Giuliano, puede ser mejor que el padre. Para mí será un gran mediocampista. Es goleador, aguerrido, cabecea, le pega bien de todos lados... Es tremendo.

—¿Es cierto que con Diego en Primera o en la absoluta, usted le silbaba para avisarle que estaba en la tribuna mirándolo?

—Primero le silbaba para que él nos ubicara en el estadio, para que se orientara respecto de nuestra ubicación. Y si durante el partido veía que perdía la marca o estaba haciendo algo mal, yo le insistía con el silbido. Hasta que un día...

—Hasta que un día...

—Insistí tanto que me mandó a paseo, jaja. “No me jodas más”, me dijo, jajaja.

—¿Sos crítico con la labor del Cholo?

—Sí. Me llama y me dice “¿Y Simeone? ¿Cómo lo viste?”. Yo le contesto: “Te equivocaste aquí, yo lo hubiera puesto al Cebolla antes”. Un día me puso a prueba: “A ver, vos qué equipo pondrías”. Y se lo dije. No me contestó nada. Cuando llegó el partido y salió el equipo al campo de juego, vi que yo apenas le había errado por un jugador, jajaja.

—¿Usted tiene alguna liturgia para ver al Atleti?

—Sí, me siento con la silla al revés, pongo la televisión y lo miro solo. A mí me gusta estar solo, no quiero que nadie me haga ninguna pregunta cuando juega el equipo. Lo veo y me doy cuenta cómo está. Cuando se pone en posición pensativa, es porque se dio cuenta de que algo no funciona como él quiere y va a hacer algún movimiento en el equipo.

—¿Cómo es el trato de la afición con usted cuando descubren que es el padre del Cholo?

—Cuando muestro el pasaporte al llegar a España me preguntan: “¿Tiene algo que ver con el Cholo?”. Les digo: “No sé si tengo algo que ver, pero yo lo anoté por lo menos”, jaja. La gente es muy respetuosa. Lo quieren mucho. El “gracias por el Cholo” es permanente. Ahora iré para los últimos dos partidos de la Liga.

—¿Cuál fue el momento más emocionante que vivió con él como entrenador del Atlético de Madrid?

—Cuando tuvimos la final de la Supercopa de Europa con el Chelsea en Mónaco. Fue impresionante. Yo estaba con mi hija Natalia y no lo podíamos creer: iban 18 minutos del primer tiempo y el Atlético ganaba 2-0. Algo arrollador. Ese día Falcao estuvo impresionante.

—¿El Atleti es su lugar en el mundo?

—Entendieron cómo es Diego. Cómo es su trabajo. Su forma de ser. Y lo apoyan en todo. Lo entienden los directivos, los jugadores, y han formado un cuerpo técnico muy especial. El equipo es mixto: es aguerrido en lo físico y tiene momentos de buen fútbol y de calidad. Se sacrifica, tiene potencia física y detalles técnicos.

—¿Qué nos cuenta del último enfrentamiento con el Barça, en Champions?

—Miraba la hora, no se terminaba más el partido. El Atleti lo dominó bien. Le respondieron muy bien los jugadores, hicieron un partido excelente, sobre todo los primeros 20 minutos del encuentro.

—¿Cómo es el técnico del Atlético como hijo?

—Es maravilloso. Adora a la familia. Está pendiente de todo. Nos pregunta si necesitamos algo, cualquier cosa.

—¿De chaval era travieso?

—Era travieso cuando le sacaban la pelota. Como te dije, no había otro juego. Era una pasión para él. Y hoy lo vive de la misma manera que entonces.