LIVERPOOL 3 - M. CITY 2
Coutinho coloca al Liverpool en la senda del título de Liga
Su gol, a falta de trece minutos, mandó a la lona al City, que había llegado a igualar un 2-0 con dos tantos de Silva. Los reds sólo dependen de sí mismos para conquistar su primera Premier.
Algo extraño está pasando en esta Premier. Desde que se convirtió en la liga más rica del mundo los campeones solían ser los que más pagan a sus futbolistas en una ecuación matemática casi literal. Pero el Liverpool se ha colado en la fiesta de los cuatro grandes presupuestos sin necesidad de tener un equipazo, sin grandes tácticas más que una contra letal y sin hacer juegos psicológicos contra otros equipos tan sobrevalorados en las Islas Británicas. A los de Brendan Rodgers les empujan los goles de sus delanteros, la velocidad de Sterling, la calidad en el pase largo de Steven Gerrard y ayer 96 almas que se recordaron a la 1.36 en un minuto de silencio universal, el 25 aniversario de Hillsborough.
Steven Gerrard, al acabar un encuentro que tuvo de todo y lleno de emoción, puso a su equipo en círculo para gritarles que les quedaban cuatro partidos para ganar un título de liga que él todavía no posee, que cada minuto del próximo mes contaba, que se iba a trabajar por los 96 que desaparecieron, incluido su primo de 10 años. Fue ese tipo de partido.
El inicio del mismo iba a ser clave y, como ha ocurrido durante toda la temporada el Liverpool salió al campo enchufado y el City frío. Suárez luchó con más fuerza un balón que a continuación sirvió en bandeja a Sterling, un pase que partió en dos la blanda defensa del City. Sterling, que ha dejado de ser corredor de cien metros para convertirse en futbolista, tuvo el acierto y la calma de pensar con su ritmo cardíaco a cien por hora: por aquí, no; por aquí, tampoco, y colocó finalmente el balón a la izquierda de Joe Hart. Marcó el delantero, marcó Anfield.
Había sobre el césped un equipo joven y con hambre y una velocidad que viene acompañada con actitud ofensiva, con la presencia, pues, de laterales y centrocampistas en la defensa del City; y otro que no se decidía si debía intentar calmar la atmósfera o empezar a atacar. Y así cayó el segundo del Liverpool, tras un córner y un cabezazo de Skertel, el séptimo del central esta temporada, el gol 101 de la campaña. Se trabaja el balón parado, la dinámica es positiva, se cree en el éxito: el Liverpool tiene casi todo lo que se necesita para ganar esta liga.
Pero apareció su talón de Aquiles: la falta de control de los partidos con un equipo montado para contraatacar. El City enseño sus colmillos en los últimos cinco minutos de la primera mitad, con una presión más alta y ambiciosa, y haciendo pasar el balón por David Silva. Convencidos de poder darle la vuelta al marcador, los de Pellegrini se crecieron en la segunda mitad. Marcó el delantero español y ni se celebró el tanto porque el City era el que estaba obligado a ese ejercicio de efectividad. El siguiente tanto podía definir una liga y llegó del lado de los visitantes: de nuevo una combinación que acabó con chut de Silva desviado por Glen Johnson.
El City se había hecho con el control del partido y el empate le beneficiaba pero siguió atacando: pudo haber marcado en dos ocasiones claras. El partido estaba tan intenso que cayeron dos víctimas con problemas musculares: Yaya Touré y Daniel Sturrdige. Así que el que aguantara la presión, el que cometiera menos errores se iba a llevar el partido. Y fue Kompany el que despejó mal y el balón cayó a pies de Coutinho, que golpeó el balón con la fuerza de una historia que se pretende cambiar, tanto la de un Liverpool sin títulos de liga desde hace dos décadas como la de la injusticia de los 96 fallecidos a los que pronto se les reconocerá algo que las autoridades les ha denegado todos estos años: que la negligencia policial fue la que acabó con sus vidas. Todo eso se jugó en Anfield.