Un penalti de Damiá pone al Rayo camino de la salvación

El Rayo abandona la zona de peligro a la velocidad de la luz, la misma con la que Osasuna se ha complicado la permanencia en los últimos partidos. El equipo vallecano hizo sufrir a su parroquia esta vez, porque marcó el gol de la victoria en el último minuto y de penalti. ¿Injusto?. No. La pena máxima fue tan clara como tonta.

El conjunto e Paco fue fiel a su estilo, con la posesión del balón y elaboración del juego, aunque sin la clarividencia ofensiva que mostró los encuentros inmediatamente anteriores. Osasuna realizó un juego más directo, buscando la portería de Rubén con el menor número de pases posibles. Suyas fueron la primera y la última ocasiones de la primera parte. Silva lo intentó con un disparo lejano y Cejudo entregó la pelota a las manos del meta rayista. Las del Rayo se intercalaron entre ambas. Larrivey no llegó a un pase de Falque y Bueno quiso sorprender a Andrés Fernández con un tiro desde fuera del área, pero el portero del cuadro pamplonica reaccionó mandando el balón a córner.

La segunda mitad fue más movida. El Rayo fue otro, estuvo más activo. Lo que estuvo madurando durante el primer acto trató de rematarlo con mayor insistencia y número de acciones de ataque en el segundo. Una de ella acabó en gol de Larrivey (50’), pero Prieto Iglesias lo anuló por presunto fuera de juego. La ofensiva vallecana acorraló a Osasuna hasta que el cuadro rojillo logró dar un doble susto a su rival (60’) y Rubén tuvo que esforzarse para desviar un tiro de Cejudo (68’).

Paco buscó frescura con las entradas de Jonathan Viera y José Carlos, que volvió a jugar siete meses después de ser operado de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. El onubense se erigió en coprotagomista del triunfo franjirrojo puesto que fue a él a quien Damiá agarró del pantalón en la jugada del penalti, que Larrivey transformó en gol cuando el partido estaba en el minuto 89.