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Pirri

“Ni merecimos ganar 4-0 la final de Copa ni perder 0-5 en Liga”

Pirri (en el Madrid de 1964 a 1980) disputó 27 Clásicos de Liga de los que guarda un gran recuerdo: " Debuté en un Clásico de Liga de 1964 y me dio suerte. Ganamos 4-1"

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“Ni merecimos ganar 4-0 la final de Copa ni perder 0-5 en Liga”

—¿Cómo fue su relación con los Clásicos?

—Estupenda. Debuté en uno de Liga de 1964 y me dio suerte. Ganamos 4-1, con tres de Amancio. Estábamos concentrados en Navacerrada y habían expulsado a Puskas una jornada antes ante el Betis, se había lesionado Félix Ruiz, y alguien más, y en esas entró Miguel Muñoz a mi habitación y me dijo: “Chaval, prepárate que mañana te toca debutar”. Tenía 19 añitos.

—¿A quién cubrió?

—Al gran Chus Pereda, gran amigo mío después...

—Entonces no le pegó mucho.

—No era mi estilo. Yo llegué al Madrid siendo un hombre de ataque, pero con tanta estrella dije: “Aquí, o corro o no rasco bola”.

—¿Tiene grabado algún Clásico más?

—Jugué dos finales de Copa, una la perdimos en el Bernabéu con un gol de Zunzunegui en propia puerta y otra la ganamos 4-0 en el Calderón.

—Vamos con la primera, la de 1968. ¿De qué se acuerda?

—De Rigo, el árbitro, como todos. Era más barcelonista que Gaspart. Hubo mucha polémica, lluvia de botellas en el campo. Jugué con fiebre. Vine malo después de disputar un Campeonato Mundial Militar, porque yo era soldado. Aquello fue en Bagdad. Al llegar me fui concentrado a Navacerrada y empecé a sentirme mal y mal. Con 39 de fiebre. Y no podía jugar... Pero me pusieron unas inyecciones con antitérmico y pude. Y nada más empezar el partido, tras una entrada de Eladio, caí mal y me rompí la clavícula. No había cambios, y tuve que jugar con la clavícula rota unos 75 minutos con el brazo en cabestrillo.

—¿Qué pasó después?

—No pudieron operarme porque seguía con la fiebre del virus de Bagdad. Estuve en el hospital como 10 o 12 días, malísimo. Cada día perdía un kilo y nadie sabía lo que tenía. Yo creía que me iba para el otro lado. Pero se arregló y me operaron del hombro, me metieron un clavo y reaparecí en la siguiente temporada. En la presentación de esa campaña, don Santiago me impuso la Laureada.

—Me hablaba de otra final en 1974. La del 4-0, pero venían de perder 0-5 en Liga...

—Claro, te coge una tarde mala... Ni merecimos perder 0-5 ese día ni puede que ganar 4-0 aquella final. No había tanta diferencia...

—Había una, Cruyff.

—Tenían a él y a Sotil, los dos muy buenos. Y el Barça sin Cruyff que no podía jugar la Copa, era inferior, claro, como si a este Barça le quitas a Messi.