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Betis - Sevilla

Unai Emery apela a la épica sevillista contra el ‘muro’ bético

El técnico del Sevilla colocará esta noche (21:05 Cuatro) un once muy ofensivo con Rakitic desde la sala de mandos del equipo y por delante, cuatro o cinco extremos o delanteros.

Unai Emery apela a la épica sevillista contra el ‘muro’ bético
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La pasión según Europa, segunda parte. Numéricamente las opciones del Sevilla suenan lejanas. Las vueltas, en competición continental al menos, no se hicieron para los 0-2. Sólo ocho de 362 equipos, un dos por ciento, ha logrado remontar ese marcador en campo enemigo. Pero esta vez el tópico de “romper las estadísticas” se hace carne: seguramente, ninguna de esas 362 eliminatorias tuvo la carga emocional del derbi sevillano, un partido cuya especialidad nace de la pasión y para el que cualquier apuesta, lo demostró la ida, puede acabar en berrinche. Sevillistas y béticos saben que esta noche todo es posible.

Los jugadores del Sevilla durante el entrenamiento de ayer en el estadio Sánchez Pizjuán.
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Los jugadores del Sevilla durante el entrenamiento de ayer en el estadio Sánchez Pizjuán.EFE

Nada más golear al Valladolid, Nervión se conjuró para la épica. Gritos de guerra propios y ajenos como “Sí se puede”, “Dicen que nunca se rinde” o “A por ellos” sonaron en comunión de aficionados y futbolistas, a los que el mensaje, escuchándoles los días previos, parece haber calado. Todos confían en eliminar al Betis y el destino obligará a Emery al planteamiento más propicio: las bajas en la contención (Iborra, Cristóforo, puede que Carriço y/o Mbia) provocan que el vasco coloque un once muy ofensivo, casi suicida, con Rakitic desde la sala de mandos y por delante, cuatro o cinco extremos o delanteros.

A amarrar. Pero contra ese vicio de atacar, el vicio de (intentar) defender. Por lo ensayado esta semana se deduce que Gabi Calderón fortificará su zaga con hasta cuatro centrales, dos pivotes de carácter defensivo y dos extremos en funciones casi de lateral. Un planteamiento amarrategui al que seguro no se van a oponer, al menos a priori, los casi 50.000 aficionados verdiblancos que aspiran a llenar el Benito Villamarín si el ritmo de venta de entradas continúa como hasta ayer, con colas kilométricas. Hoy, por primera vez en muchos meses de sufrimiento, no existirá el murmullo en Heliópolis.