La situación del capitán del Madrid
En La Rosaleda comenzó el calvario que está pasando Iker
Mourinho lo disfrazó de “decisión técnica”, pero había un trasfondo: le culpaba de algunas filtraciones y le tenía tomada la matrícula desde que llamó a Xavi para poner paz.
Retrocedan a la pasada temporada. El Madrid de Mourinho está en pleno declive y afronta el último partido del año natural (2012) en La Rosaleda. Es tercero en Liga a trece puntos del Barça y a siete del Atlético. Mourinho no deja pasar una semana sin ser protagonista de una bronca. Pero ese 22 de diciembre, en La Rosaleda, donde empezó el calvario que aún dura para Casillas, tenía preparado un scoop que haría retumbar los cimientos del Madrid: el capitán era suplente. La derrota 3-2 (sin cantadas, pero también sin paradas de mérito de Adán, casi inactivo en tres campañas) dejó al Madrid a 16 puntos del Barça. “El portero no tuvo influencia en el resultado”, se defendió Mourinho, que disfrazó la suplencia de Casillas de “decisión técnica”. Pero la barruntaba desde que Iker dio el paso de llamar a Xavi y Puyol para poner fin a las fricciones entre jugadores de la Selección durante la tormenta de Clásicos, en la que Mourinho había puesto la guinda con el bochornoso episodio del dedo en el ojo a Tito. Una idea de suplencia que se avivó en su cabeza, llena de fantasmas conspiratorios, cuando empezó a ver en Casillas al filtrador que señalaba a Silvino Louro (preparador de porteros) como el que contaba las cosas del grupo al técnico portugués.
El Madrid retomaba la actividad (tras el parón navideño) el día de Reyes, ante la Real. Los ecos de la suplencia de Casillas (elegido esos días mejor portero del mundo por la IFFHS por quinto año consecutivo) se habían diluido. La afición confiaba en la vuelta del capitán. Pero el portugués repitió con Adán. Su actuación, aplastado por el ambiente y puesto a los pies de los caballos, se redujo a un mal saque y a un posterior penalti a Carlos Vela (y expulsión). Mourinho había sido muy pitado por la afición. Permaneció escondido casi todo el partido. El Madrid lo ganó (4-3)... con Casillas.
Suspense. Dos días después el equipo recibía al Celta en Copa. Mourinho seguía jugando al despiste en la portería (la sanción de Adán sólo afectaba a la Liga). Jugó Casillas y fue clave cuando el Celta apretó (4-0 final). Repitió en Liga ante Osasuna (0-0), ante el Valencia en Copa (victoria 2-0), y ante el Valencia en Liga (0-5). Cero goles encajados en cuatro partidos como titular desde la expulsión de Adán (y con Mourinho muy pitado en alguno de ellos). La situación parecía normalizada. Casillas fue otra vez titular en la vuelta de Copa en Valencia. Pero una patada involuntaria de Arbeloa en el 12’ le fracturó un dedo.
Fue el 23 de enero de 2013. Seis días después salía a la luz una opinión de Sara Carbonero (pareja de Iker), en Televisa: “Los jugadores no comulgan con Mou. Hay división. Mou tiene muchos frentes abiertos”. Y a partir de ahí, una justificación para sus elucubraciones sobre Casillas y su suplencia. El capitán comenzó a escuchar parte de los pitos que antes eran para el técnico, en una escenificación de la fractura del madridismo que el propio Mourinho había fomentado y que duró hasta su salida. Casillas volvió a una lista 72 días después. El Madrid había fichado a Diego López (3,5 millones) para suplirle. Pero entre “el alta competitiva” y el rencor, Iker no jugó un solo minuto. Sí lo hizo Jesús, cuarto portero, en la última jornada.
La vida cambió algo para Casillas con Ancelotti. Una decisión “anómala”, según el propio técnico, le permite jugar sólo Champions y Copa (le han bastado para brillar). Iker vuelve a La Rosaleda, donde empezó su calvario. Lo recordará sentado en el banquillo... como aquel día.