El Valencia cumple el trámite: le espera el Ludogorets en octavos

Ludogorets, club bulgaro con apenas 13 años de vida y solo dos de ellos en Primera, aunque curiosamente tantos como títulos de liga tiene en sus vitrinas, será el rival del Valencia en octavos. Hizo bueno el equipo de Pizzi el resultado favorable de la ida (0-2) y solventó sin alardes ni tampoco sufrimiento el partido de vuelta.

El Dinamo no salió como en Nicosia. El Valencia se pareció más, la verdad. En los minutos malos jugados allí, claro está. Fuera porque la presencia de Yarmolenko, futbolista al que la liga ucraniana se le queda tan pequeña como a sus paisanos un chupito de vobka, fuese porque mentalmente ninguno estaba en Kiev, los de Blokhin mostraron algo de agresividad, empaque, sensación de que en cualquier descuido blanquinegro se metían en la eliminatoria. Pero no lo hubo.

El balón pasaba a cuenta gotas por Parejo, que hoy es juez y parte del juego del Valencia (se perderá la ida de octavos por sanción), y así los de Pizzi solo llegaban al área de Rybka a trompicones. A veces por la cabezonería de Míchel, otras por algún disparo de Fede, en alguna por una carrera al hueco de Vargas o Alcácer (al que le anularon un gol por fuera de juego). Pero sin fluidez ni continuidad. Y para colmo de los aficionados presentes, la grúa haciendo estragos en las proximidades de Mestalla.

Pero anoche los goles de Chipre y el reloj eran los mejores alidados del Valencia. Y supieron jugar con ambos parámetros. Además, entre Diego Alves y el larguero frenaron las intenciones de Veloso, que disparó desde su casa y despertó a más de uno. Pero Pizzi pensó que para qué sufrir si puedes amarrar y sacó a Senderos y Barragán. El Valencia irá a Bulgaría y seguirá soñando con Turín.