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Dinamo de Kiev

Raúl Ruiz: “Los jugadores tenían miedo a los francotiradores”

Al preparador físico español le ha pillado la revuelta en el Dinamo. Confiesa que lo “peor es la tristeza de los jugadores que tienen familia en la ciudad”.

Raúl Ruiz

¿De verdad que el Dinamo quería haber jugado contra el Valencia en Kiev?

—Es que aparentemente se podía jugar, de verdad. Yo estuve precisamente la mañana del martes cerca de las barricadas de la plaza. Pero de repente saltó la chispa y por la noche ya había 25 muertos.

—Y al día siguiente, con ustedes en Chipre, al menos más de 50, ¿qué se encontraron al llegar a Kiev tras jugar el jueves en Nicosia?

—Había dudas sobre si podríamos aterrizar en el aeropuerto habitual. Antes de salir del estadio nos dijeron que quizás estaba tomado por el Ejército. Pero no. Aterrizamos normal. Sí nos encontramos cuando íbamos hacia la Ciudad Deportiva, que es donde vivimos los de fuera, barricadas de las milicias ciudadanas, pero no tuvimos ningún problema.

—¿Usted ha sentido miedo?

—A ver. Todo el lío esta en el centro. Lo que nos llega es por televisión e imágenes. Pero el miedo lo he sentido por los jugadores que son ucranianos, porque ellos sí tienen amigos y familiares que viven en el centro, o que son polícias, y desconocen si alguno está en la barricada. Y luego están los rumores, y lo de los francotiradores.

—¿Explíquese?

—Los jugadores temían por los francotiradores, normal. Porque cuando se empezó a decir que había repartidos por la ciudad, era extraño no ver a varios jugadores pegados al teléfono hablando con sus familiares. Yo a los chicos les he visto y notado una tristeza estos días que es opuesta a su carácter. Ahora parece que se ha calmado la cosa, pero a esta gente le va a costar volver a la normalidad.

—En las horas en Nicosia, ¿qué decían los jugadores?

—Lógicamente de fútbol se habló menos de lo que se debería, y se notó en el campo. Ellos estaban con la mente más en sus casas, en sus seres queridos. Lo que nos llegaba al hotel era que el Ejército había rodeado la ciudad, que el suministro de gasolina se iba a restringir... fue un sinvivir para los futbolistas.

—¿Y para usted?

—Triste por ellos. Pero aquí vivo solo y lejos. Es diferente.