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MARIBOR 2 - SEVILLA 2

El Sevilla titubea en Maribor

Gameiro y Fazio, a pases del imprescindible Rakitic, remontaron un gol de Tavares pero el 2-2 de Vrsic en el minuto 82 deja abierta la eliminatoria, que se decidirá en Nervión.

Rakitic celebra con Carriço e Iborra el 1-2.
Rakitic celebra con Carriço e Iborra el 1-2.MIGUEL ANGEL MORENATTIDIARIO AS

Maribor, teórica plaza plácida, sorprendió al Sevilla con un ambiente encendido en el Ljudski Vrt Stadium (traducir “Estadio del Pueblo”) y una revolución morada. Agazapado en su condición de víctima propiciatoria, el Maribor enseñó un buen rato las vergüenzas de su rival y arrancó a última hora (Vrsic, 82’) un empate merecido que es un aviso. Para este Sevilla de mínimos, el pase a octavos no está resuelto.

Desbordado por dos delanteros animosos pero de tercer nivel en el panorama europeo, Mendy y Tavares, el sector izquierdo de la defensa del Sevilla, especialmente Nico Pareja, naufragó con estrépito en la primera parte. Milec, lateral derecho del Maribor con tan poco rodaje como un equipo que venía del parón, pasó como un avión a Fernando Navarro y regaló el 1-0 al brasileño nacionalizado Tavares. La revolución morada del Maribor amenazó con hacer un corte serio al Sevilla, preso de sus dudas, con pocas alternativas y sin el gol de una de sus grandes esperanzas esta temporada. Gameiro, pujante pero obtuso, falló tres veces ante Handanovic (Jasmin es primo de Samir, portero estrella del Inter). A su rescate vino Rakitic, que una vez más se echó a su equipo a lo alto y dibujó una asistencia imposible, una más. Un prodigio de precisión a la que Gameiro ya no pudo decir no. El 1-1 animó al Sevilla, que además se encontró con un rival sin fondo físico y quiso rematar la eliminatoria. Ahí sí estuvo ambicioso. Esta vez Rakitic buscó a Fazio, que remató por encima de Mendy el 1-2. Fazio es en ocasiones un central devastador cuando tiene los cinco sentidos en el campo.

Emery, sin embargo, no pudo tapar de nuevo las vías de agua de su defensa. Con el Maribor casi entregado a su suerte, Vrsic, aún con ardor porque terminaba de aparecer en el campo, se dio un paseo por el centro del campo y disparó con fe desde la izquierda. Su fe, la del 2-2, era la de todo el orgullo morado del estadio del Ldjuski Vrt, equipo inferior pero con montañas de fe que, pase lo que pase, ya recordará con orgullo su primera aparición entre los 32 últimos de la competición. El 2-2 es un resultado óptimo para el Sevilla, que avista los octavos. En Maribor, no obstante, descubrió que en Nervión mejor no se deja a nadie en la reserva. Especialmente, al rubio croata. El “inminentemente” renovado Rakitic es el patrón único de este Sevilla de las dudas.