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DINAMO KIEV 0 - VALENCIA 2

El Valencia se impone al sprint

Los goles de Vargas y Feghouli en los últimos nueve minutos prácticamente sentencian el pase del equipo de Pizzi a octavos de final.

Yevhen Makarenko y Dani Parejo
Yevhen Makarenko y Dani ParejoSAKIS SAVIDESAFP

Eduardo Vargas apareció en Chipre para alterar un partido que hasta su entrada era tan desangelado como el ambiente que había en las gradas. Pleno acierto de Pizzi con los cambios. Marcó el chileno y en el descuento también Feghouli, otro de los recambios del argentino. Pese a que Rybka, portero suplente del Dinamo que entró en escena por la lesión de Shovkovsky, estuvo tan acertado como los que negociaron para que se jugase este partido en Nicosia y no en Kiev, el Valencia, gracias al chileno y al franco-argelino, llama a la puerta de la siguiente ronda de la Europa League.

Lo dicho, hasta que Vargas salio al campo, por contexto y ritmo del rival fue por momentos casi más un amistoso de pretemporada que de competición continental. Por fútbol, durante muchos minutos, también. A todo el Dinamo le faltaba el rodaje de partidos que también a Keita. La diferencia es que el malí sabe de fútbol casi como los otros once juntos. Solo por su colocación y toques en corto oxigenando a todo compañero que salía con la pelota, el Valencia fue desde el pitido inicial marcando la pauta de juego. Pero cometieron el error los de Pizzi de hacerlo precisamente al ritmo que hoy tiene el de Mali: al tran tran.

Aún así, era cuestión de pillarle en un renuncio por arriba o por abajo a los centrales Vida y Dragovic para que se rompiera la lata ucraniana. Entre otras razones porque a que pudieran cometerlo contribuía el planteamiento de Oleg Blokhin, al que le gusta jugar con la defensa adelantada, aunque quizás no fuera lo más aconsejable por aquello de que los suyos llevaban dos meses sin competir de verdad.

El Valencia lo intentó primero buscándo la espalda a los defensores de Kiev. Mathieu, posiblemente el que más claro veía el tablero de los titulares, envió un par de diagonales a Paco Alcácer y apunto estuvo éste en ambas de marcharse solo. Poco a poco fue apareciendo más Parejo y con él el balón circuló a ras de césped. Pero a los de Pizzi les faltaba velocidad, profundidady desmarques. El Dinamo, todo sea dicho, defendía infinitamente mejor que atacaba. A Diego Alves se le escuchaba más que se le veía. El silencio fue la banda sonora de la velada chipriota y permitió comprobar que en un partido del Valencia el que más indicaciones da, el que más arenga al resto de blanquinegros, es precisamente el brasileño, cuya titularidad por cierto finiquitó los vaivenes bajo palos de los últimos años.

Pero si a Diego Alves se le vio poco, tampoco mucho a su colega rival Shovkovsky. Cuando más, cuando se lesionó. En Chipre desde luego olvidarán rápido el espectáculo presenciado hasta que Vargas entró en sus vidas. Pizzi intentó con la entrada del chileno por Alcácer y de Feghouli por Míchel darle velocidad a su ataque y faena al portero suplente Rybka, y vaya si la tuvo. Tanta como acierto el guardameta. El Valencia por fin entendía que era innesario regresar de Nicosia sin la eliminatoria encarrilada. Pero cuando se dio cuenta se topó con Rybka. Si Blokhin tenía dudas bajo palos, ya no las tiene. El portero le sacó dos de cabeza a Vargas, otra a Keita, una abajo a Feghouli… pero tampoco es Superman y con todas no pudo. Fue Vargas, a la tercera que tuvo de cabeza, y eso que muy alto no es, el que logró superar a Blokhin y con su primer gol con el Valencia en Europa, el segundo desde que llegó, el que dejó al Valencia con pie y medio en la siguiente ronda de la Europa League. Hasta pudo meterle con los dos, pero el palo se lo impidió. Pero llegó Feghouli en el descuento y remató la faena.