MILÁN 0 - ATLÉTICO 1
Diego Costa conquista San Siro
El brasileño, de cabeza, a falta de siete minutos llevó al marcador la superioridad del Atlético. Courtois anuló los latigazos del Milán en la primera mitad. Balotelli, lesionado.
Diego Costa y Thibaut Courtois están en la pelea por ser los mejores del mundo en sus puestos y San Siro, que conoce la grandeza como pocos estadios, lo descubrió por las malas en la noche en la que el Atleti se hizo mayor definitivamente. Porque ganar fuera en la Champions al Milán, incluso a este Milán de garrafón, no es una anécdota. Y aún menos lograrlo cuando tu mediocampo no tiene un día inspirado, tu lateral izquierdo es Bambi y el escenario abruma durante 45 minutos a gran parte de tus jugadores. Pero no a todos. Courtois, Godín, Miranda, Juanfran y Diego Costa siempre estuvieron a la altura. Siempre.
El inicio fue prometedor, con Diego Costa y Arda pisando el área de Abbiati a los 20 segundos. El Milán no estaba equipado para sostener a un Atleti a plena intensidad y durante un rato no sabía si el balón era real o una ficción, pero el impulso duró un cuarto de hora. Lo que tardó Taarabt en empezar a abusar de Insua. Colocar al habilidoso marroquí en la banda del indefenso argentino fue la gran variante de Seedorf. No es descubrir la penicilina, pero a punto estuvo de bastarle. La primera arrancada de Taarabt acabó con un zurdazo tremendo de Kaká al larguero. El brasileño no se pegó cinco carreras en toda la noche, pero casi marca tres goles. Cosas del talento acomodado.
El palo le metió el miedo en el cuerpo al Atleti, en el que Arda nunca encontró la inspiración y Gabi y, sobre todo, Mario estuvieron alarmantemente imprecisos. Se añoró a Tiago. De inmediato, Taarabt volvió a juguetear con Insua y su fabuloso centro lo cabeceó Poli a bocajarro. Era gol o... Courtois. El belga, que posiblemente sea un mutante, voló hasta el balón o se teletransportó, es difícil saber. El caso es que rozó lo justo para desviar al poste. Otro de sus milagros cotidianos.
Balotelli se animó con las ocasiones y comenzó a dejar detalles del tremendo futbolista que es, pese al empeño de la aburrida corrección política en hacerle de menos. En una gran combinación con, cómo no, Taarabt, habilitó de tacón a Kaká que disparo levemente alto y, tras una pérdida peligrosísima de Gabi, busco la escuadra con una rosca malvada que se fue por poco. Courtois parecía batido. Parecía, digo.
El descanso fue una bendición para el Atleti, que se recompuso como suele. Cholismo. Con sus centrales imperturbables (imperial Godín, discretamente impecable Miranda) recuperó la confianza y volvió a encontrar la forma de alimentar a Diego Costa. No hace falta mucho, algún balón vivo en sus alrededores, de lo demás se encarga él solo. Tras una media chilena de la bestia que se fue arriba, Kaká tuvo la última ocasión clara del Milán, pero remató demasiado cruzado. Balotelli se dañó el hombro y el vodevil con si se iba o no acabó por despistar a los de Seedorf.
Con Diego y Villa en el banquillo, Simeone sorprendió dando entrada a Cebolla (intentando tapar el agujero de Insua) y Adrián, pero el que arrastró al Atleti fue Diego Costa, ya desatado. Pese a que Rami le dio una digna réplica, sus arrancadas acabaron provocando las ocasiones. Raúl García no logró culminarlas, así que decidió encargarse él mismo del asunto en el minuto 83.
Córner sacado por Gabi que Abate peina hacia atrás como si fuera Miranda (si la pizarra del Cholo ya cuenta con los rivales...) y el balón cae llovido y manso sobre Diego Costa. No era fácil. Desplazándose hacia atrás, le metió fuerza y colocación con un giro de cabeza que a la mayoría nos tiene con collarín dos semanas. No a la bestia: 0-1 y San Siro, conquistado. Triunfo grande de un equipo grande: el Atleti.