Barcelona
Martino afronta sin red una semana que es decisiva
Después de perder su primer partido en el Camp Nou y el liderato en la Liga tras defenderlo durante 59 jornadas consecutivas, se le acumulan las dudas.
Mal inicio de la ‘Otra Liga’. Llevaba Martino insistiendo desde el inicio de la segunda vuelta que “no se podían cometer errores”. Y por lo visto, o él no se explicó bien o a los jugadores el mensaje les entró por un oído y les salió por el otro. En Levante empataron en un encuentro en el que dieron la sensación de levantarse tarde y de no llegar a tiempo de conquistar los tres puntos. Reiteró Martino el aviso antes del Valencia y el Barça fue una gaseosa. Tras 25 minutos francamente buenos, se diluyó en la peor segunda parte en tiempo. Ahora, ante la Real Sociedad en Copa y el Sevilla en el Pizjuán en Liga, Martino ya juega sin red. O hace que su mensaje cale, o estará perdido.
Eco institucional. Bajan movidas las aguas institucionalmente en el Barça. El lío de las cantidades pagadas por Neymar se ha agigantado por la dimisión no explicada del presidente Rosell. La acción de responsabilidad es un ruido de fondo molesto que se interpreta en muchos sectores como tambores que anuncian adelantos electorales. El equipo ya ha demostrado antes ser capaz de superar estas interferencias, pero lo hizo mientras estuvieron al mando del grupo dos conocedores de la casa desde que eran niños como eran Guardiola y Vilanova. Martino debe de estar alucinando con lo que pasa. Es probable que el lío institucional afecte más al técnico que a los futbolistas.
Los partos de esquina. A su llegada, Martino decidió cambiar la manera de defender las jugadas de estrategia de los rivales como córners y faltas laterales a petición de los jugadores. Se pasó de marcar en zona a hacerlo al hombre. Lejos de mejorar, se fue a peor. Cada saque de esquina es un parto para el portero del Barça. Martino se defiende diciendo que “somos pequeños”, pero también poco intensos.
Problema interior. A primera vista, el problema del Barça está en la defensa, pero desde el vestuario se señala al centro del campo, hecho que toma consistencia con la gestión que hace Martino de los acompañantes de Busquets, quien no da abasto para frenar todo lo que le genera el equipo rival. Ni Iniesta, ni Fàbregas ni Xavi están destacando por su capacidad de recuperación y en el caso de este último, se suma además que es el cambio recurrente del técnico cuando las cosas no van bien. En cinco de los seis partidos que el Barça no ha ganado, la solución que se aportó desde el banquillo fue retirar al de Terrassa. El día que no salió coincidió con la lesión de Iniesta, que tuvo que pedir el cambio.
Messi y el gol. Mientras no estuvo Messi, el equipo supo sobrevivir gracias a los goles de Alexis, Pedro y Fàbregas. A su vuelta, el crack argentino no ve puerta y eso supone un problema. Leo ha retrasado su posición para ser centrocampista, pero el equipo, en momentos de duda necesita más su revolver que su cartabón. Nadie finaliza como él.
¿Sólo un mal día? Como acostumbra a pasar en Can Barça, cuando las cosas se tuercen se apela a la teoría del “mal día” y a que a “estos jugadores no se les puede faltar el respeto”. Como se recuerda ahora a raíz de la muerte de Luis, aquí únicamente vale “ganar, ganar, ganar y seguir ganando”. Puede ser cruel, pero el pasado pesa menos que el humo y se les exige ganar.
Jugadores señalados. Y desde dentro. La prensa, especialmente la local, es dócil con los futbolistas, pero empieza a resultar preocupante cuando, como pasa ahora, los futbolistas en off the record estricto, explican las penas del equipo cargándolas sobre las espaldas de otros compañeros. Está pasando.