VILLARREAL 0 -REAL SOCIEDAD 1
Ros venga a la Real Sociedad
Su gol en el 32’, en fuera de juego, clave para pasar a cuartos y retar al Racing. El colegiado anuló un gol legal a Musacchio y regaló un penalti en el 74’ que falló Perbet.
La Real Sociedad resucitó, se tomó la revancha del 5-1 de la Liga y eliminó al Villarreal. Sin brillo pero con sacrificio. Con pocos merecimientos aunque con oficio. El equipo de Arrasate se valió de un gol de Ros en fuera de juego para emparejarse contra el Racing, tan contento como él por esta clasificación ya que su desplazamiento a San Sebastián en autobús en cuartos será más cómodo y, sobre todo, más barato.
Ni Villarreal ni Real brillaron. El empate de la ida no invitaba a arriesgar. Ninguno fue capaz de hacer nada destacable en ataque en el primer tiempo más allá del gol. Una jugada en la que Ros estuvo tan listo como Pantic y Juan Carlos lentos. El lateral se dejó robar la cartera en una disputa en la que pecó de blando. Chory le ganó la batalla, condujo hasta el área y centró con intención. Gabriel, en su único punto negro, no acertó a despejar y el balón le cayó a huevo a Xabi Prieto. Su disparo raso fue detenido por el guardameta pero éste dejó el balón muerto a un metro de su cuerpo que le pareció un kilómetro. Ros, que venía de una posición ventajosa, se le adelantó y machacó a la red. Desde entonces, el partido fue una rutina. El Villarreal agobiando por tierra, mar y aire, y la Real protegiéndose con orgullo. La misma defensa a la que golearon el pasado lunes fue la encargada de superar la eliminatoria.
Los onces, repletos de novedades (ocho en el Villarreal y seis en la Real), bastante tuvieron que ver en la escasez de lujos. No hubo claridad sin Trigueros ni Pardo a los mandos. No se vio desborde con Aquino y Griezmann sentados de salida. Y qué decir del remate, con Uche, Gio y Agirretxe descansando. Arrasate protegió a su equipo para no volver a repetir la pesadilla. Metió a Gaztañaga por delante de la defensa para cerrar vías de pase. Y acertó. El Villarreal no supo atacar a esa muralla. Sobre todo porque el partido pedía precisión y Pereira es de todo menos milimétrico.
Con el 0-1, al Villarreal no le quedaba más que insistir. Y aunque lo hizo sin la lucidez con la que suele desplegarse, fue merecedor del gol que pusiera la emoción. Hernán lo intentó desde lejos (54’). Moi acertó a realizar el primer lanzamiento entre los tres palos (55’). Y Musacchio a balón parado hizo todo por acortar distancias. En una de ellas, tras un córner botado por Aquino, el central marcó tras la melé a bocajarro pero el colegiado, lo peor del encuentro, vio mano, fuera de juego o algo raro. Él sabrá. El resto lo único que observó es que se equivocó. Como también lo hizo en el 74’ al señalar un penalti inesistente de Ansotegi a Uche. El nigeriano se tiró y, justicia divina, Perbet subió el disparo al marcador. Pero al de la tribuna. El Villarreal entregó ahí las armas. Peleó porque no sabe hacer otra cosa pero la Real, a esas horas, ya sonreía aliviada.