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Real Madrid - Celta

Luis Enrique vuelve diez años después al Santiago Bernabéu

Se fue quedando sin sitio en el Madrid tras cinco temporadas (213 partidos, 19 goles) hasta jugar con frecuencia de lateral. Encontró una salida en el Barça.

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ESTABA EN TODAS. Luis Enrique siempre sostuvo al Barça con su garra en el Bernabéu. En el 1-1 de 2003 marcó y se enzarzó con Zidane.
ESTABA EN TODAS. Luis Enrique siempre sostuvo al Barça con su garra en el Bernabéu. En el 1-1 de 2003 marcó y se enzarzó con Zidane. Jesús Aguilera

El desencuentro entre la afición del Madrid y Luis Enrique comenzó el 21 de marzo de 1996. La temporada blanca estaba siendo nefasta, sin posibilidad de entrar en la UEFA (fue sexto en Liga), eliminado en Copa por el Espanyol en octavos y en Copa de Europa por la Juve en cuartos. Tras esta última eliminación, Arsenio Iglesias (que sustituyó a Valdano) concedió un día libre a sus hombres. Luis Enrique, que terminaba contrato ese verano y no había querido renovar (pues acabó jugando en el Madrid de lateral por la falta de sitio) aprovechó ese día libre (aquel 21 de marzo del 96) para pasar reconocimiento médico con el Barça. Fue sorprendido en la Clínica Asepeyo por un fotógrafo del diario Marca, Luis Ángel Alonso, al que rompió la cámara.

El 27 de mayo, tras cinco años en el Madrid, Luis Enrique firmaba por cinco temporadas con el Barça a coste cero. Y, por sus actos posteriores, se ganó la repulsa de la parroquia blanca. Jugó nueve partidos con el Barça en el Bernabéu, en los que marcó dos goles que celebró con rabia. El primero, en la 1997-98. Hizo el empate a dos para un 2-3 final. Fue a la grada y se estiró su nueva camiseta mientras se golpeaba el pecho con la mano. Después, declaró: “Me hubiera sorprendido el silencio (por los pitos). No me extraña que todo el mundo estuviera ‘animándome’. A quien no le guste mi manera de celebrar, que no vaya. Ahora, en la tele o en cromos, me veo raro de blanco”. Tuvo la respuesta de Lorenzo Sanz: “Fue una provocación de un jugador al que, por cierto, se le pagó muy bien. Y sus declaraciones, penosas”.

Luis Enrique sólo encontró pitos cada vez que tocó el balón con el Barça en el Bernabéu (más aún tras su primera visita, el 7-12-96, cuando respondió enardecido a ellos con una acrobática patada a Seedorf en la axila). En su penúltima aparición, el 19 de abril de 2003, ya era capitán del Barça, y surgió el conocido (y racista) grito de “¡Luis Enrique, tu padre es Amunike!”. Fue cuando volvió a estirarse la camiseta para celebrar su gol en el 1-1 definitivo. En ese partido se pegó con todos, y es especialmente recordada su enganchada con Zidane.