REAL SOCIEDAD - ATHLETIC
Apareció Griezmann y la Real Sociedad bloqueó al Athletic
Los de Arrasate se llevaron los tres puntos gracias a los goles de Griezmann y Rubén Pardo. Se sitúan a sólo un punto de la Champions.
Tercer derbi seguido con gol de Griezmann y tercera victoria realista. Así de sencillo. Andaba el partido por la Champions con pinta rojiblanca y, de repente, el francés apareció con un chispazo. Batió a Iraizoz con el látigo que tiene en la pierna izquierda y bloqueó al Athletic al filo del descanso. Arrasate ordenó un repliegue y los leones no supieron cómo hincar el diente a Bravo. El 2-0 de Pardo ayudándose con la mano fue anécdota. O ya veremos si no influye al final, no hay gran diferencia entre ambos. Sólo quizás en pegada.
El derbi no defraudó en cuanto a intensidad y entereza. Cada uno jugó a lo que sabe, el Athletic a presionar bien arriba y tratar de mandar en el choque y el equipo donostiarra a acostarse para salir al contragolpe, a buscar los espacios para sus bólidos.
El problema de los de Ernesto Valverde fue que no supieron qué hacer con la pelota en las inmediaciones del área. Iturraspe y Rico eran muy superiores en la medular, borrando a Xabi Prieto y Pardo, y Herrera dispuso de un montón de balones para crear peligro, pero entre que Aduriz no estaba y el peligroso Muniain no terminó de chutar, la Real superó el agobio.
Griezmann no se encontraba cómodo con la vigilancia de De Marcos, que sentó en el banco a Iraola como en el Sánchez Pizjuán, y buscó entrar en juego cambiando de banda con Vela, que sí estaba enchufado y amargando la vida a Balenziaga. El galo es un seguro de vida y mandó a la red el primer balón que le cayó. Bueno, el segundo, porque embocó el esférico repelido por Iraizoz, que como un imán volvió a su bota. Balenziaga tardó en salir del poste y habilitó a Vela, que nubló la vista a Gorka.
Era un partido sin ocasiones, con dominio rojiblanco. Mandaba Iturraspe con un gusto que fue perdiendo. Un sustito de Agirretxe y un cabezazo franco de Gurpegui fuera en un córner fueron lo más inquietante hasta lo de Antoine.
Faltaba por comprobar cómo se movería el Athletic a contracorriente. En San Mamés, está abonado a las remontadas, pero tenía ante sí un examen de Champions. Y Anoeta gritaba como nunca, presionaba al árbitro. La Real sabe que su vecino es hoy un claro rival por su objetivo. Aunque ganó, sólo sus futbolistas saben cuánto les costó. Y los leones tienen ahora dos partidos en casa para volver a coger puntos.
Arrasate tuvo claro que había que jugar a la contra y ahogó aún más a su rival sacrificando a Agirretxe por Elustondo. Ahí se acabaron casi todos sus problemas. Valverde debió apostar por Beñat: un pase o una falta valía el empate. Se quedó sin jugar un minuto. Herrera aparece mucho, pero decide poco.
Ya estaba la cosa a la ruleta rusa. La Real busca una sentencia y el Athletic amenazó muy al final con un centro de Ibai al que no llegó Aduriz y un buen tiro que desvió Bravo a córner. Con Anoeta pidiendo a su portero que sacara rápido para humillar a un Iraizoz que había subido, el chileno no se impacientó. Primero se tiró al suelo para agarrar el balón de los tres puntos y luego le dio tiempo a sacar con ese gran pie que tiene en busca de Seferovic. La cosa acabaría en el 2-0 que adornó Pardo tras utilizar su brazo en el control. El árbitro, ante la algarabía, preguntó a Gurpegui a ver qué protestaba.
La Real ya está a un punto de Champions, el Sevilla a cuatro y el Villarreal, que juega hoy, a cinco. Hay dura pelea, pero si el Athletic quiere ganarla, deberá mejorar en pase y remate. La duda es si los realistas aguantarán el tute físico.
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