Piatti y Feghouli le dan a Pizzi la victoria en su debut en Valencia

Pudo verse otro derbi bien distinto si Muñiz Fernández hubiese visto como Bernat en su afán por despejar golpeaba la pierna de un Rubén que apareció por delante suyo sin que el lateral ché le viera venir. Sucedió en la primera acción del partido y en el área de Diego Alves. Pero el colegiado asturiano no pitó penalti y por delante restaban 89 minutos de derbi, encuentro que fue a su vez la puesta de largo de la era Pizzi.

Se cumplió lo de entrenador nuevo, victoria segura y el Valencia comienza 2014 con el pie derecho. Le hacía falta, la verdad. El efecto Pizzi fue más anímico que futbolístico. Con seis días de entrenamiento, milagros a Lourdes. Pero la llegada del argentino sí sacó de su letargo a algún que otro futbolista, principalmente a un Feghouli que rindió por encima de sus posibilidades. Al menos las que durante casi un año venía mostrando el franco-argelino, que protagonizó las pocas ocasiones dignas de mención más allá del gol de Pablo Piatti.

Hasta el descanso fue un partido tosco. Aspero en su ritmo e insulso en las áreas. Solo pasaban cosas de córner en córner y en un patadón de Piatti que peleó bien Feghouli. Al menos fue así mientras Oriol y Parejo no hallaron la manera de salir de la presión de Simao y Diop. Joaquín Caparrós planteó un partido a la defensiva no, lo siguiente. Pero su estrategia se fue al traste por un despeje de cabeza de El Adoua que controló Piatti llegando desde atrás con el pecho y tal como le cayó el balón se lo cruzó a Keylor.

Con la tranquilidad que da verse por delante en el marcador, el Valencia afrontó la segunda mitad con un talante más posesivo e incisivo. Oriol se hizo con el sitio y Parejo, con el balón. Y Bernat, cuya proyección es mayúscula, haciendo suya la banda. Sí se vio entonces a un equipo protagonista, una de las máximas que pide Pizzi a los suyos. Caparrós, por su parte, entendió que o hacía algo o se iría de Mestalla sin tan siquiera pelear por llevarse algo del derbi.

De una tacada sacó a Xumetra y El Zhar y el Levante al menos estiró el chicle. De un fallo de cálculo de Ricardo Costa, a quien Pizzi va a tener que exigirle más para que el portugués no siga saliendo a error por partido como con Djukic, nació la mejor ocasión que tuvo el Levante en toda la velada. Barral le ganó la espalda al luso y se plantó ante Diego Alves, pero el brasileño fijó bien su mano derecha y envió el balón al córner.

Ahí tuvo el empate el conjunto granota, ahí se fueron sus opciones de meterse en el partido. Porque pocos minutos después Feghouli cogió el balón en la frontal de Keylor y se marchó hacia el área pequeña del guardameta con el convencimiento de quien sabe que esa acción acabaría en gol. Ya le podían entrar defensas al paso que ni se arrugó ni miró hacia ningún otro lado que no fuera la red de la portería. Ese segundo gol del Valencia dejó sin más historia a un derbi que si por algo será recordado es porque contra el Levante comenzó la era Pizzi.