Cristiano Ronaldo amenaza a un Valencia que está en horas bajas

En ocasiones no hay como alejarse para ver mejor. Ceñirse a los hechos. Apuntarlos en un bloc (incluso en un blog). El Valencia es 11º, con 20 puntos, 18 menos que el Madrid y a seis del descenso. Ha pasado a octavos de la Copa tras eliminar al Nàstic con apuros y sin apenas público en Mestalla. En el banquillo tiene a un entrenador interino y debutante, Nico Estévez. Quién sabe si el fichaje del próximo técnico (Pizzi) coincidirá con la venta del club. Esa es la salud (mala) del rival que visitará el Madrid esta noche.

Añadan a lo anterior que el Madrid ha vencido en sus últimas cuatro visitas ligueras a Mestalla y que el anfitrión sólo ha ganado este curso cuatro de los ocho partidos disputados en su estadio. Ahora incorporen la lógica irracional del fútbol y concluirán que es en tales circunstancias, tan rotundamente favorables, cuando la aparente facilidad se convierte en peligro latente. Para el Madrid no hay reto; sólo obligación de ganar. Para el Valencia, tan depauperado, no hay presión, al contrario: ante el equipo se presenta la posibilidad de recuperar la autoestima, de reivindicarse, y pocas cosas estimulan más a un futbolista que gritar me lo merezco.

Desconozco si el Madrid advierte el riesgo, pero debería, especialmente después de empatar en Pamplona. Equipos de la categoría del Valencia (durante años el tercero en discordia) cuentan con el comodín del escudo y de la historia. También del talento. Futbolistas como Alves, Guardado, Parejo, Canales o Jonas no pueden fundirse todos al mismo tiempo.

En el Madrid, entretanto, es primavera: vuelve Cristiano (ausente en Pamplona). Sergio Ramos también jugará después de que le fuera retirada la primera amarilla que vio en El Sadar y la baja de Bale (998 minutos) será cubierta con el melancólico Di María (1.439’), que ya agota oportunidades y paciencias. Xabi Alonso, por su parte, jugará con una carga sobre los hombros que cada vez le resultará más pesada: su renovación pendiente. Lo saben los guapos. Sólo hay algo más triste que el amor no correspondido; no corresponder al amor.

Y por cierto. El partido vale más que tres puntos. Vale la paz en estas entrañables fiestas. Imaginen cuánto.