VALENCIA 1 - GIMNÀSTIC TARRAGONA 0
Alcácer calma los ánimos y el Valencia se medirá al Atlético
El Valencia pasa a octavos sin brillo con un gol del delantero y rebaja la tensión en Mestalla antes de medirse al Madrid en Liga. Tomeu Nadal paró un penalti a Postiga.
No propuso Nico Estévez revoluciones ni experimentos extraños. Mismo sistema y pocas sorpresas en un once que, eso sí, no dejó atrás del todo vicios y carencias de un pasado demasiado reciente. El técnico le dio la portería a Guaita, la punta a Alcacer y la manija a Banega. Falta ver si estos serán también los de la Liga. Trató de darle velocidad a un juego por momentos espeso como antaño y que encontró su mejor salida por la banda izquierda con la conexión Guardado-Bernat. De ahí precisamente salió el primer gol con un centro del mexicano que no desaprovechó el siempre reivindicativo Alcácer. Al bueno de Paco le da igual quién este en el banquillo. Si me llega una, para adentro. Sería lo suyo que se abriera también una cuenta goleadora en la Liga.
La primera parte transcurrió con el mando del Valencia, qué menos, pero las camisetas rojas se multiplicaban en la frontal haciendo un frontón prácticamente insalvable para los ché. Entre Campos y Mari (que el Valencia esté buscando centrales con tan buenos y jóvenes productos que da su propia tierra...) le quitaban faena a un Tomeu que el balón mas comprometido que tuvo que sacar fue el que acabó en la red. Y entre Fede y Banega terminaba aturrullándose a la hora de acabar las jugadas. Resultado: 1-0 pelado. Y gracias.
Lejos de matar el partido cuando tocaba los blanquinegros no hicieron más que darle vida al rival en la segunda mitad. La grada (los pocos que se atrevieron), consciente de que un gol del Nastic podría ser letal, exigía mas a los suyos. También sabiendo que el domingo el que estará enfrente será (solamente) el Real Madrid. Y visto lo visto.. es para temerse lo peor. Como lo temieron la mayoría ayer en Mestalla hasta que el colegiado pitó penalti a favor por un derribo de Xisco a Piatti. Pero lanzó Postiga... y falló. Por suerte para él, para sus compañeros, para Estévez y para Salvo es que poco después llegó el final con la grada al borde del infarto y despidiendo al equipo con música de viento.