Jaime mantiene vivo al Valladolid en la Copa del Rey

Valladolid y Rayo dejaron la eliminatoria abierta para decidirla en Vallecas después del empate a cero de Zorrilla, que seguramente dejará más contento a los locales, que sobreviven en el torneo gracias a las paradas de Jaime.

Quien pensara que el Valladolid o el Rayo iban a regalar el partido y la eliminatoria pronto se dieron cuenta de que no. Los pucelanos necesitaban la victoria para coger confianza de cara a la Liga, los rayistas para crecer en su estilo. Fueron fieles a su plan ambos conjuntos. El Valladolid fue mejor en estos primeros 45 minutos, presionó mucho la salida de balón de los madrileños, y estos arriesgaban y salían en bastantes ocasiones limpios para crear peligro.

Alberto Bueno, que volvía a Zorrilla, dejaba toques de su calidad como el balón que le puso en carrera a Castillo que se presentó solo ante Jaime, pero el portero manchego aguantó bien y detuvo el lanzamiento del mexicano. Fue la ocasión más clara de esta primera parte en la que sólo se puede añadir como jugadas peligrosas los lanzamientos de falta de Ebert y Gálvez, y las dos ocasiones de Manucho que no atino con los remates.

Los diez primeros minutos de la segunda parte de los vallecanos fueron para enmarcar y sólo la actuación de Jaime impidió que los rayistas se adelantaran, pero ni Bueno, ni Saúl, por dos veces, ni Lass consiguieron batir al manchego, aunque sí exigirle. Empujaban los de Paco, aguantaba el Valladolid que se quitó la presión del rival con un disparo de Omar y, sobre todo, con una volea de Ebert, que de haber sido gol sería de los más bonitos del año.

Peña, desde la posición de central, le puso un balón en carrera al alemán que cogió la espalda a los defensas vallecanos. Podría haber bajado el balón y encarado a Cobeño, pero el teutón quiso pegarla de primeras y el balón se fue por poco.

La última oportunidad la tuvo Larrivey que se volvió a quedar solo ante Jaime, pero el hoy meta de los vallisoletanos terminó su trabajo con nota. No encajó y eso mantiene al Valladolid en la Copa, al menos, hasta el partido de vuelta y sin haber disparado entre los tres palos, mientras que el Rayo mejoró su versión liguera y sólo su falta de acierto impidió que su gran segunda parte tuviera premio.