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VILLARREAL 2 - ELCHE 2

El efecto Cani lanza al Elche y Aquino hace justicia en el 94’

El líder del Villarreal cayó lesionado en el 58’ con 1-0 (Gio) y Pelegrín (60’) y Boakye (66’) remontaron con su rival deprimido. El mexicano puso las tablas en el descuento.

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El efecto Cani lanza al Elche y Aquino hace justicia en el 94’

Ya conocen el efecto mariposa. Clave en la teoría del caos. Dadas unas condiciones iniciales, la más mínima perturbación, mediante un proceso de amplificación, puede generar un efecto considerablemente grande a mediano o corto plazo. Lo que pasó en El Madrigal sólo se puede explicar así. Cani fue la clave. No le hace falta estar de sobresaliente, como esta vez, para ser el más decisivo. Cuando estuvo sobre el campo lideró al Villarreal hasta conducirle al gol, al dominio y a la ambición para sentenciar. Sin él, apartado del combate en el 58’ por una lesión en la rodilla con 1-0, propició la depresión de su equipo y la resurrección de un Elche encogido hasta esa hora. Pelegrín y Boakye, ambos de cabeza, remontaron y acercaron los octavos. Si ahora todo sigue en el aire es gracias a Aquino, que a deshora (94’) y con su pierna menos buena empató y trajo justicia.

El Villarreal fue mejor y más ambicioso durante todo el primer tiempo. Su contundencia atrás, con Musacchio en plenitud, le dio confianza para montar buenas contras. Confirmaba por qué era favorito. Cani, que todo lo convierte en oro, pudo deshacer el empate a los diez minutos. Su grandísima jugada individual recorriendo la línea de fondo sólo se topó con Toño, suplente crónico en perfecto estado de revista. Damián Suárez respondió con un chut desde la frontal que se envenenó al encontrar una pierna de camino. El partido estaba animado. Con ritmo y acierto. Porque la Copa es perfecta para los estados agitados y debido a que hubo menos rotaciones que en otras ediciones.

Perbet fue el primero en marcar. La jugada partió de Gio, cuyo pase, magistral, dejó patente que estos dos delanteros también maridan. Su volea fue sensacional pero estuvo bien anulada por situación antirreglamentaria. El Villarreal no se lamentó. Cargó de nuevo las pilas y en un ataque posterior se puso por delante. La jugada fue mil veces vista en el colegio. Aquino se mete al centro abriendo un pasillo por la banda. Trigueros espera que el lateral suba. Balón al hueco, centro medido del debutante Pantic y Gio, con agilidad y suerte, bate a Toño al segundo intento. 1-0.

Perbet pudo ampliar la renta poco después. Botía cantó por arriba y el francés se vio tan solo que se sorprendió. Tiene calidad pero le falta la quinta marcha. El Elche estaba tocado en esos instantes, aunque reaccionó bien. Siempre con Rivera y, sobre todo la Roca, al mando. Caer por la mínima fuera en la Copa es sinónimo de que sigue habiendo vida. En una falta lateral, Pelegrín pudo batir antes a Juan Carlos. El central demostró que domina mejor la otra área.

El segundo asalto nos regaló de partida a un Villarreal inconformista y a un Elche al que el resultado, con la vuelta cerca, no le incomodaba para nada. Toño volvió a aparecer en el 48’, demostrando que la Copa se le queda corta. Trigueros disparó de rosca y Perbet, en el rechace, no tuvo mordiente. Cani y Giovani insistieron al minuto. Toño ya era una pesadilla a esas horas. Después, casi sin esperarlo, Cani se quejó, se marchó a la banda y fue sustituido. Casualidad o no, el partido cambió por completo. El Villarreal, con Bruno en la grada y Cani en consulta, comenzó a repetir sin referentes las dudas que le mantienen sin ganar en casa por cuarto partido consecutivo. El Elche, por el contrario, voló seguro de sí mismo. Este equipo tiene calidad y hechuras. Pelegrín aprovechó un gran centro de Fidel desde la izquierda para batir con la cabeza a Juan Carlos. Era el 60’. Seis minutos después, y en plena recomposición del Villarreal, Boakye imitó a su compañero haciendo buena una rosca de Cisma. Juan Carlos pudo hacer algo más. Coro quería más. Huele el miedo. Pudo convertir la vuelta en una anécdota. Su zurdazo salió desviado por poco.

El Elche, que ya consumó su ascenso a Primera en El Madrigal, se veía ganador. Hasta que Aquino apareció en la última jugada para empatar, dejar abierta la eliminatoria y recordar que el mayor efecto en el fútbol sigue siendo el de creer.