Sevilla - Estoril
La última ola de Reyes
El sevillismo le pide a su hijo rebelde que no sea flor del derbi (19:00, Cuatro y GolT Stadium). El Sevilla necesita ganar para evitar cualquier combinación de triple empate.
Rebosa el sevillismo de felicidad. Arrasó en el derbi, empujó de nuevo a su viejo rival al pozo y descubrió que el plan de Emery, tan discutido por los escépticos, puede tener futuro. Pero, sobre todas las cosas, se reconcilió con su hijo más rebelde.
Reyes no es un futbolista más en el Sevilla. Punto de inflexión en el cambio de rumbo de la entidad cuando Del Nido decidió venderlo en enero de 2004 para remover las estructuras del club, regresó entre pasión ocho años después de un periplo nómada por Arsenal, Madrid, Benfica y Atlético. El efecto Reyes se esfumó rápido entre el desengaño de muchos, especialmente de quien más pasión puso en su vuelta: el presidente.
El domingo, en plena ebullición por el 4-0, Del Nido no se rindió a Reyes como la tribuna del Sánchez Pizjuán. Le pidió continuidad. Emery le siguió ayer en el discurso. “Que no se quede en sofá”. Y en eso está ahora Reyes, jugador singular del que se conocen todas sus virtudes: desborde, amago, visión, golpeo, talento. Y sus defectos. Uno de ellos, la intermitencia. Sus precedentes no invitan a tenerle fe. Su magia merece otra oportunidad.
Es posible que esta sea la última ola de Reyes y su primera etapa es el Estoril, rival ante el que Sevilla debe cerrar el pase a dieciseisavos. Necesita un triunfo que evitaría cualquier combinación de triple empate con Friburgo y Slovan. Emery oxigenará la alineación. Jugarán Varas, Fernando Navarro, Coke, Cala, Cristóforo, Jairo, Gameiro..., y Perotti. Ni la goleada evitó los pitos de Nervión cuando el argentino apareció en el derbi. Perotti, del que se atisba una recuperación física, fue una gran ilusión. El desgaste con la afición y sus idas y venidas en las declaraciones (tiro la camiseta, pido perdón, me iré) desconciertan. Veremos cómo termina la historia.