Japón asalta Bruselas y siembra de dudas a Bélgica

El estadio Rey Balduino de Bruselas acogió la cuarta entrega de los enfrentamientos entre belgas y japoneses, y como en el pasado (una victoria para Japón y dos empates), los nipones volvieron a ganar a unos 'Diablos Rojos', número cinco del ránking FIFA, que no fueron fieles a su buen momento de forma.

Un estado que les ha permitido llegar a Brasil como primeros de grupo sin ninguna derrota, pero parece que tras lograrlo, el combinado se ha deshinchado y ya son dos derrotas seguidas: esta y contra Colombia hace nueve días, donde su imagen, igual que hoy, fue más que cuestionable.

A pesar de ello, serían los belgas los que golpearían primero. Lukaku mostró su principal arma, la potencia, cuando sólo se llevaban 14' de juego. El delantero del Chelsea se deshizo sin problemas con cuatro zancadas de Morishigo y del portero Kawashima en el lateral del área para poner un balón fácil a Mirallas que sólo tuvo que empujar la pelota a la red. El por qué de la salida del portero nipón es un misterio que sólo grandes psicólogos de la conducta podrán resolver en futuras investigaciones.

No era el día de los porteros. Tras el 'misterio Kawashima', minutos después sería el meta belga, Mignolet, quien falló de forma clamorosa ante un centro por la derecha de los nipones. Bélgica tuvo suerte, ya que ante la sorpresa de tal hazaña bajo palos, Kakitani no supo rematar. Pero tendría otra segunda oportunidad y no la desaprovecharía. Un centro de Sakai, otra falsa salida de Mignolet y su cabeza fueron los ingredientes para el empate en el 36'. Japón siguió apretando y Bélgica salía con fuerza al contrataque gracias a Hazard y a Lukaku.

La segunda parte comenzó al contrario que la primera, ahora sería la selección de Zaccheroni la que marcaría al inicio del periodo gracias a la calidad indiscutible de Honda. Una delicia verle mover el balón y, en esta ocasión, no ponerse nervioso ante la entrada de dos defensas para colocar el balón a la derecha de la portería para lograr la ventaja japonesa.

Los hombres de Marc Wilmots fueron conscientes de que una segunda derrota consecutiva en su tierra (0-2, ante Colombia) y frente a un combinado de menor nivel, no era la mejor publicidad. Aumentaron su presencia en campo nipón pero sin concretar sus llegadas al área y mucho menos a portería. Sin embargo, sería Okazaki, tras una preciosa asistencia de tacón de Honda, quien pondría el 1-3 ante los silbidos de la hinchada local.

Los belgas se levantaron de la lona y ante la insolencia nipona, cercaron su área. Van Buyten avisó con un remate que Kawashima desvió al portero, pero sería Alderweireld, el defensa rojiblanco, el que lograría acortar un marcador que no se volvería mover y que deja muy fríos a los seguidores belgas