Repoker de un gran Celta al vergonzoso Málaga de Schuster

Con un fútbol valiente y extraordinario el Celta, formidable y voraz pulverizó a un Málaga más vergonzoso y ridículo de los últimos tiempos. Los vigueses, que llevaban cuatro derrotas consecutivas, sacaron los colores a un anfitrión ausente en cuerpo y espíritu. Un pelele. Un Málaga que fue un fantasma, un espectro, una grotesca caricatura. Se puede perder y hasta por goleada. Pero al menos con dignidad. La que hoy no ha tenido.

 El Celta salió a ganar desde el segundo uno a un Málaga que salió frío. Sin intensidad ni actitud no se puede ir por la vida. A los seis minutos, Alex López, con una facilidad pasmosa se coló por todo el centro. Como nadie le tosía encontró hueco, se acomodó el pie y colocó el balón lejos del alcance de un Willy Caballero aún saturado por las 13 paradas que hizo en el Bernabéu y la incomprensión del seleccionador de Argentina, Alejandro Sabella. Un estupendo gol.

El partido estaba justo en el punto donde querían los gallegos; la lluvia fusionada con el infame césped (ya saben, los recortes) colapsaban la búsqueda de cosas nuevas de un Málaga sin progresión ni soluciones para quien lo peor estaba aún por venir.

En pleno festival vigués llegó el 0-2. Minuto 22. Aurtenetxe mete el balón en el área. Como Weligton no hace ni ademán de moverse, se le anticipan. Y el balón dividido es alcanzado por el internacional argentino Augusto Fernández, quien con toda la comodidad del mundo, supera a Antunes y pulveriza al cariacontecido Caballero. Y empezaron a llegar los pitos. El público estaba soliviantado. Normal. El Málaga no tenía RH. Desastroso en defensa, Borja Oubiña se bastaba para ser el año de una zona ancha donde no tenía obstáculos para maniobrar. Y arriba, Augusto era una pesadilla y encontraba pasillo por el lado de Antunes, que ha bajado su nivel de manera alarmante.

Schuster introdujo en el campo a Pedro Morales para ver si alguien era capaz de chutar a puerta y al desordenado, pero ingenioso costamarfileño Bobley Anderson en busca de un milagro. Morales hizo el primer disparo digno de ser calificado como tal. El Málaga había tirado a la basura 50 minutos. Humo.

El Celta no bajó el pistón y como el Málaga no lo subía, el resultado fue el 0-3. Intensidad contra pasotismo. Actitud contra desidia. Nolito al palo; Augusto y para como puede Willy y Álex López, tan campante, la mete para dentro. El partido se rompió. Nolito, tras burlar con pasmosa facilidad a Chen, mete un derechazo desde el vértice del área que se mete por la escuadra. Un golazo. Y Charles, que lo necesitaba, culminó el repoker en una acción donde marcó a placer. El público, que mantuvo la compostura, expresó su decepción al final del chaparrón. El Celta fue justo vencedor. Jugando así no solo no sufrirá sino que hará una gran temporada.